Otra obra de misericordia sindical

José Fernández
11:00 • 08 dic. 2019

Quizás lo lógico sería pensar que, una vez conocida la sentencia de los ERE, los sindicatos de clase hubieran reaccionado con justa furia exigiendo explicaciones al PSOE por el destino de todos los millones de ayuda a los parados que desaparecieron misteriosamente, o convocando una gran manifestación de repulsa por el saqueo a los trabajadores más vulnerables. Pero seguimos sin poder acreditar que vivamos en un país lógico. Tras varios días de sepulcral silencio, los máximos responsables de los dos principales sindicatos de España, UGT y CC.OO, han sido vistos en la prisión barcelonesa de Lledoners tratando de convencer a los políticos allí encarcelados por haber intentado un golpe de Estado de que tengan a bien pactar con Pedro Sánchez para formar un gobierno de progreso o como diantres quieran llamar a la forrascá gubernamental que quieren ensamblar. Semejante despropósito bastaría para declarar el estado de ruina inminente del modelo sindical español, convertido desde hace años en un entramado de intereses compartidos con los partidos de izquierdas, en el que es más importante secundar la estrategia de esos partidos que velar por la defensa de los derechos de sus afiliados. Pero mientras se producía la misericordiosa obra de socorrer al cautivo, una noticia completaba el retrato sindical: el juez de Instrucción número 9 de Sevilla acordaba continuar la causa abierta contra el ex secretario general de UGT-Andalucía y otras 14 personas por presuntos delitos de fraude de subvenciones y falsedad en documento mercantil por valor de 40,7 millones. Una operación de la que presuntamente podría haber salido beneficiado el mismísimo marido de la expresidenta de la Junta, Susana Díaz, la que en su día afirmó que se había casado con “un tieso”. Pero para tiesuras, la del movimiento sindical español, envuelto en sospechas y entregado para su supervivencia a la natural, aunque poco airosa, función del mamporrero.






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