Escuela de cinismo

Fermín Bocos
07:00 • 21 nov. 2019

Las condenas del caso de los ERE de cuando en la Junta gobernaba el Partido Socialista (Manuel Chaves, José A. Griñán) han venido a decir lo que todos en Andalucía sabían: que el PSOE había convertido el gobierno regional en un régimen que se apoyaba en un estructura clientelar regada con dinero público. Los que estaban con el régimen -empresa, particulares y sindicatos- recibían, sin control, subvenciones. El reparto arbitrario de dinero garantizaba lealtades y votos. Una práctica que a la postre redundaba en el apoyo político que elección tras elección garantizaba la continuidad en el poder del Partido Socialista. El mantra una y cien veces traído a colación a modo exculpatorio por los dirigentes socialistas según el cual no estamos ante una caso de corrupción "porque Chaves y Griñan no se llevaron un duro", es un sofisma que se cae por su propio peso. Basta con dedicar un minuto a pensar en las ventajas que aparejan los cargos públicos: sueldos, pensiones y demás prebendas dependientes justamente de las sucesivas reelecciones.


Así las cosas, el espectáculo de cinismo exhibido José Luis Ábalos (ministro y secretario de organización) proclamando que en términos de responsabilidad política la condena de los dos ex presidentes de la Junta (que lo fueron también del PSOE nacional habiendo sido Chaves, además, Vicepresidente del Gobierno y ministro, al igual que Griñán) "no afecta ni al actual Gobierno ni al actual PSOE", resulta patético. Como patético es el silencio mantenido hasta cuando esto escribo por Susana Díaz, ex presidenta de la Junta y líder del partido en Andalucía. Hablando de silencios, qué decir del que mantiene Pedro Sánchez el presidente en funciones que llegó a La Moncloa merced a una moción de censura ingeniada por Pablo Iglesias y cuyo fulcro fue señalar como corrupto a Mariano Rajoy por un caso de corrupción del PP en el que el entonces Presidente del Gobierno nunca estuvo imputado.


La corrupción pudre la democracia y corrupción también es mirar hacia otra parte cuando la Justicia sentencia conductas delictivas como las señaladas en el sumario de los ERE. El cinismo que rezuma un tuit de Pablo Iglesias en el que sin mencionar la sentencia pretende endosar el latrocinio perpetrado a los largo de años por los gobernantes socialistas andaluces al ¡bipartidismo!, resulta esclarecedor. A la vista está que quien se ve ya como el futuro vicepresidente del Gobierno de España, en términos morales, tiene por decirlo así un lado hemipléjico. A la hora de condenar la corrupción solo ve aquella que se relaciona con la derecha. Gran escuela de cínicos la que se nos viene encima.







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