No diga retraso; diga mejora

José Fernández
11:00 • 23 oct. 2019

En septiembre de 2002, el entonces presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, inauguró en Almería el último tramo que restaba para concluir la A-92. A pesar de que la obra llegaba a nuestra provincia con una década de retraso, el gobierno socialista no dudó en festejarlo con carpas a pie de carretera y desayuno-aperitivo para la prensa. 


Todo el mundo tenía que estar alegre. Meses antes, el que era delegado de Obras Públicas de la Junta, Francisco Espinosa, había explicado que esos diez años de demora se debían a que se habían hecho importantes mejoras de asfaltado y trazado que la iban a diferenciar del resto de la autovía. Cuento esta vieja historia porque hace apenas unos días -octubre de 2019- el senador y candidato del PSOE, Fernando Martínez, destacaba en rueda de prensa que el retraso (que hasta ese momento no había sido reconocido como tal por nadie de ese partido) en las obras del soterramiento del tren en el Puche, iniciadas cuando aún gobernaba el PP y que en la actualidad están paradas por el gobierno del PSOE, se debía a una mejora significativa en el diseño del proyecto. Así que no diga retraso; diga mejora. 


Y es que ya nos conocemos la historia: primero se niega el retraso; después se acusa de bloqueo y confrontación a quien lo denuncie y finalmente se reconoce que hay retraso, sí, pero que las mejoras y los añadidos van a traer algo aún más esplendoroso. 



Es el Manual de Estilo que el PSOE viene empleando toda la vida con Almería: un ejercicio de prestidigitación política basado en una premisa que, sorprendentemente, siguen dando por buena a estas alturas: pensar que los almerienses somos tontos. Si yo mandase al periódico mis columnas tres horas más tarde de lo acordado, no creo que una justificación en el estilismo me librase de la merecida reconvención de mi amiga y subdirectora Antonia Sánchez. Las cosas, en su momento y con menos tonterías.





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