Nostalgia

Nostalgia

Kayros
20:08 • 11 abr. 2012
Dice Esperanza Aguirre que las autonomías deben devolver al Estado central las competencias de educación, sanidad y justicia. De esta manera nos podríamos ahorrar unos 48.000 millones. A mí me parece muy poco. Lo indicado en este momento es cerrar España como una de esas empresas en cuya puerta se pone el cartel de cerrado por defunción o por traslado. Así lo ahorraríamos todo. Hermosos tiempos aquellos en nuestros problemas más acuciantes los resolvía en Madrid un procurador vitalicio, en que el gobernador nombraba a los alcaldes y las provincias iban a la capital todos los años con sus coros y danzas para el primero mayo. Entonces no se hablaba de autonomías ni de Juntas. Las comunidades históricas las disolvieron con gaseosa y ahora nos parecen demasiadas. Tiene razón Artur Mas. ¿Por qué no dejaron solo las que habían? Pero no se piense que estoy contra la descentralización del poder. Hablo en serio. Si mala es la autonomía porque en ella el político saca su oculta ambición de virrey, con toda la fastuosa farándula que eso arrastra, peor es la distancia. Aquí si que es verdad que la distancia es el olvido. A menos que nos echemos en brazos de la nostalgia, este país no puede estar tejiendo y destejiendo como Penélope mientras los pretendientes del gran dinero se comen nuestra hacienda. La derecha no puede disimular que las autonomías no le gustan. Vivían mucho más cómodos con la cortes franquistas y eran mas fáciles los pelotazos visitando solo al gobernador y al cacique de turno. La autonomía multiplica los vericuetos, tantos como ciudadanos la componen, desde que la Constitución arbitra que la soberanía está abajo y no arriba. Así que si alguien tiene nostalgia de cuando entonces, que se vista de legionario y se vaya a la batalla de Lepanto.






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