La energía y el dólar en el siglo XXI (I): La guerra de Irak

José A. Benitez Salas
11:00 • 12 jun. 2019

La supresión del Patrón Oro en 1971 vino de la mano del acuerdo secreto firmado por la Administración Nixon con la Asociación de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) por el que las partes se comprometían a realizar cualquier transacción de petróleo en Dólares (Papel Moneda). Todos los países productores de petróleo quedaban implícitamente obligados a venderlo inexcusablemente en Dólares.


De las monedas respaldadas por oro se pasaba al Dólar “respaldado” por Oro Negro: petróleo. Dólares que eran demandados por el resto de economías para hacer frente a sus facturas petrolíferas (energía).


Con el aumento de la demanda de petróleo aumentaba simultáneamente la del Dólar.



La fortaleza de su moneda les permitía la compra masiva de bienes y servicios en el exterior que daba lugar a un excesivo déficit comercial: la participación de Estados Unidos en el producto interno bruto mundial hoy no debería exceder el 22%, sin embargo el 80% de los pagos internacionales se realizan en dólares estadounidenses.

Como resultado, el valor del dólar estadounidense es extremadamente alto en comparación con otras monedas y los consumidores en los Estados Unidos reciben productos importados a precios extremadamente bajos. Por esta razón los que se oponen al dólar son considerados una amenaza directa para los EE. UU. y el modo de vida de sus ciudadanos y desde Washington se intentará por todos los medios impedir cualquier cambio en el sistema.



Mientras, el mundo se inundaba de Dólares, certificados de deuda, sin respaldo precioso, pagaderos al portador y a la vista, ¿poseería EE.UU. activos suficientes para atenderlos si se les presentasen al cobro en un espacio de tiempo relativamente corto?.


El modelo funcionó hasta finales del siglo XX en que se producen tres circunstancias que terminarían desestabilizándolo y que explicarían muchos acontecimientos de la historia reciente que, a modo de partida de ajedrez, se vienen desarrollando en el tablero geopolítico mundial hasta nuestros días: los atentados contra el World Trade Center, los Protocolos de Kyoto y la admisión de la República Popular China en la Organización Mundial de Comercio (WTO).



El 11 de Septiembre de 2001 tenían lugar los atentados contra el World Trade Center.


Los atentados fueron perpetrados por grupos extremistas islámicos financiados en última instancia por el wahabismo saudí. En caso de tener que ejercer acciones político-económicas contra Arabia Saudí se hacía necesario asegurar un suministro petrolífero alternativo. Irak poseía las segundas reservas petrolíferas del mundo.

Tras la Primera Guerra del Golfo (1991), la ONU impuso a Irak un severo embargo, petróleo incluido, que produjo gravísimos trastornos sociales y económicos al país. En consecuencia Irak comenzó a vender petróleo, al margen de los mercados oficiales, en euros. Si la situación continuaba otros países productores no alineados con los EE.UU. podrían seguir su ejemplo poniendo en evidencia el verdadero valor del billete verde.


Estas eran las verdaderas armas de destrucción masiva que determinaron la invasión de Irak en 2003 y en esta misma línea se entiende el derrocamiento y brutal asesinato del líder libio Muammar Gaddafi, quien decidió cambiar a euros para los pagos del petróleo antes de introducir un dinar de oro para reemplazar la moneda europea.


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