Punset, un personaje

Isaías Lafuente
11:00 • 23 may. 2019

Un personaje, nos dice el diccionario, es una persona distinguida en la vida pública y también una persona singular que destaca por su forma peculiar de ser o de actuar. Eduard Punset, que ha muerto hoy a los 82 años, era un personaje en ambas acepciones de la palabra, que parecen estar escritas para él o pensando en gente como él.


Punset fue muchas cosas en su vida: jurista, economista, periodista, político, escritor, conferenciante y, sobre todo, divulgador. Tuvo talento infinito para aprehender y aprender las cosas más diversas de la vida y para comprender sus misterios. Pero también tuvo el extraordinario talento para traducirlas y regalar su conocimiento, con vehemencia y generosidad, a los demás. Le interesaban más las preguntas que las respuestas, le provocaba más una duda que un puñado certezas y le divertía más transitar por los caminos de la curiosidad que alcanzar la cima de las evidencias.


Pero no sólo tuvo talento, también tuvo un peculiar talante. Y eso le permitió conectar con varias generaciones de españoles que se asomaban a sus programas, asistían a sus charlas o devoraban sus libros. Los abuelos se mezclaban con los nietos en las colas de las ferias del libro y los catedráticos asistían a sus conferencias con la misma expectación que los bachilleres. Talento y talante también le hicieron merecedor del respeto de los científicos, que nunca lo consideraron un intruso en su campo y que aprendieron de él que el conocimiento que se queda en los muros de la Academia es un tesoro desperdiciado. Y cuando pisó temporalmente los farragosos terrenos de la política, supo ganarse también la consideración absoluta de sus adversarios.



Nos hizo entender el origen del universo con la misma pasión y eficacia con la que nos daba razones para interesarnos por la biografía de las bacterias o por el futuro de Europa. Siempre encontraba un ángulo de observación de la realidad original y por eso se consideraba un ser privilegiado por haber nacido en esta época y en este rincón de la Tierra en los que, frente al consuelo indemostrado de que haya vida después de la muerte, hemos podido descubrir que hay vida antes de la muerte. Él la exprimió y nos invitó a exprimirla. Su peculiar personalidad le convirtió en una de las personas más imitadas siendo él inimitable.





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