Iceta

Victoria Lafora
00:39 • 16 may. 2019 / actualizado a las 07:00 • 16 may. 2019

Parece que, definitivamente y tras escarceos a favor y en contra, los grupos secesionistas, la CUP, Junts per Catalunya y ERC, van a impedir la designación del líder del Partido Socialista Catalán, Miquel Iceta, como senador autonómico. Una más del independentismo catalán en su enloquecida vorágine por mezclar supuestas afrentas con decisiones que nada tienen que ver, pero cuyo resultado es un cuando “peor mejor” que tampoco tiene ningún sentido en este tema concreto. Porque, tal y como se está planteando el asunto, suceda lo que suceda, va a beneficiar al proponente, que no es otro que el presidente en funciones, Pedro Sánchez.


La irreflexiva, absurda e injustificada decisión del independentismo es mantenerse en contra de la designación, habrá concedido al presidente en funciones una victoria aun mayor: la de demostrar, una vez más, que las supuestas connivencias entre el PSOE y “los que quieren destruir España” son puras falsedades de una oposición, tanto del PP como de Ciudadanos y Vox, que utilizaron en un “erre que erre” electoral.


Resulta, cuando menos, sorprendente que ERC, la formación supuestamente moderada y dialogante, adopte una postura que iría claramente en contra de sus posiciones tradicionales. Porque, si algo ha demostrado Iceta ha sido su reiterada disposición a dialogar, llegando incluso a caer en el exceso, hasta cometiendo torpezas, como la de los famosos indultos, que tanto sirvieron de munición electoral a los adversarios conservadores del PSOE. Pero, así son las cosas. También es cierto que, de vez en cuando, los acólitos de Junqueras salen con “rufianadas” de difícil encaje.



Tampoco resulta muy comprensible, en este caso, la cerrazón de Ciudadanos. Del “no es no” pasan a una abstención insuficiente y, con ello, Rivera se mantiene en sus trece de negar el pan y la sal al “sanchismo”, aun a costa de que su posición pierda sentido y credibilidad. Porque han tenido que retorcer sus mensajes de no dar ni el pan ni la sal al PSOE para pasar a una vergonzante abstención.


Quienes, sin duda deben estar contentos con el resultado de estas decisiones que impiden a Iceta llegar a la presidencia del Senado son sus compañeros de la vieja guardia y gran parte de los alcaldables del PSOE. No, evidentemente, por Iceta, sino por lo que implica el enfrentamiento con ERC en la deconstrucción de los argumentarios electorales de sus adversarios.





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