Almería está bien donde está

Emilio Ruiz
07:00 • 10 feb. 2019

Maribel Sánchez Torregrosa toma mañana posesión formal de la delegación del Gobierno de la Junta en Almería en presencia de la consejera de Agricultura, Carmen Crespo. La burocrática fue el jueves, en Sevilla, ante el presidente de la Junta. Es difícil encontrar alguna persona que rompa la unanimidad sobre el acierto de quienes han confiado en la velezana para desempeñar ese cargo. Yo soy una de ellas: pero es porque me hubiera gustado verla desempeñando responsabilidades en latitudes más altas. Y estoy convencido de que ese salto se producirá a corto plazo. Maribel Sánchez no lleva muchos años en política. Su experiencia como administradora de los bienes públicos se limita prácticamente a su papel como concejal de Huércal-Overa. Porque su paso por el Senado poco ha añadido a su currículum, como nada añade al currículum de nadie ser miembro de la Cámara Baja. El Senado es una cámara inservible que tiene como única función proporcionar un acomodo económico a quienes están en el camino de retirada de la política.  Un cementerio de elefantes, dicho sea con respeto.


Tuvo buena vista Domingo Fernández, alcalde de Huércal-Overa, cuando echó el ojo a Maribel Sánchez. No solo porque es una persona agradable, activa, cercana, que se hace querer, sino por la impronta con la que impregnó a su concejalía, la de Hacienda y Comercio, una concejalía aparentemente de segundo nivel. Ella la elevó desde el primer momento al primer plano. En Hacienda experimentó un hecho inaudito –por lo menos, desconozco que lo haya hecho alguien-, como fue contactar con todos y cada uno de los acreedores del Ayuntamiento para informarles del estado de sus deudas y el programa que había establecido para saldarlas. Recordemos que estamos hablando de los peores años de la crisis, cuando aún no estaba en marcha el ‘Plan Montoro’ para liquidar las deudas municipales. En Comercio, puso en marcha unos programas de incentivación del comercio local, cuyos resultados evaluaba con visitas permanentes a los establecimientos del municipio.


Como digo, el futuro político de Maribel Sánchez aún está por desplegar. Su paso, como preámbulo de rodaje, por la delegación del Gobierno era innecesario. Pero no le va a venir mal. Uno de los grandes inconvenientes que tiene la Junta de Andalucía es que es una Administración fuertemente centralizada. Exageradamente centralizada. El papel de los delegados provinciales se limita prácticamente a labores burocráticas y al proselitismo político. Sus atribuciones son escasas. Pero como relaciones públicas y, sobre todo, para ver de cerca las intrigas palaciegas en las que se mueve la política es un buen puesto.



Como esta columna de hoy va de elogios hacia la nueva delegada, quedaría extraño al fin de la propia columna no exponer alguna objeción hacia la elegida. Ha declarado a ‘Hora 14’, de la cadena Ser, que su propósito es el mismo del presidente, Juanma Moreno: que “Almería esté más cerca de Sevilla y esa va a ser mi labor, mi compromiso absoluto”. Ya sabe uno que esta expresión se suele emplear en sentido figurado, pero es inevitable que dé pie a la réplica de que Almería no tiene que estar más cerca de Sevilla, que Almería está bien donde está. Y Sevilla, también.

De todas formas, si se quiere que Almería y Sevilla, y Cádiz y Huelva, y Córdoba y Jaén, y Granada y Málaga, no anden lejos entre sí, lo mejor que puede hacer el nuevo Gobierno de la Junta es tratar a todas las provincias con equidad a la hora de nombrar a los responsables políticos. Supongo que, en los próximos días, la situación se enmendará, pero, por ahora, no encuentro las razones por las que paisanos nuestros tienen tan poca presencia en los segundos y terceros niveles de la Administración andaluza. La semana pasada se designaron a los 11 viceconsejeros. Ninguno es de Almería. Tres días después se designaron a los nueve senadores autonómicos, y ninguno es almeriense, pues ni siquiera se le ha renovado el puesto a Rosario Soto. Esta misma semana se han designado  23 directores generales y secretarios generales. Solo uno, Diego Vargas, está vinculado con Almería y es de escaso perfil político.



La provincia de Almería supone el 9 % del Producto Interior Bruto de Andalucía y el 8,40 % de la población. Por probabilidad y estadística, pero sobre todo por equidad, lo normal es que fueran alrededor de 20 los altos cargos almerienses de la Administración andaluza. Por el camino que vamos esa cifra nos va a quedar muy lejos. Dice Maribel Sánchez que es muy fuerte el compromiso de Moreno Bonilla con Almería. Pues que empiece a mostrar ese cariño con los nombramientos que manda a publicar en el BOJA.




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