¡Ojo! Que aquí aún puede pasar de todo

Manuel Campo Vidal
01:11 • 06 ene. 2019

2019 será el año de la renovación de la piel política en España y otros países europeos, pero también puede ser el período con más sorpresas políticas de la década. Nada está garantizado: ni el final del drama del Brexit, a solo 84 días para la desconexión de la Unión; ni el futuro de Trump (que tanto nos afecta); y ni siquiera el Gobierno de Andalucía. Todo puede dar muchas vueltas inesperadas. 


Un alto ejecutivo de un banco británico reitera que solo aprecia desorientación e impotencia en el Gobierno de Londres. El plazo se agota, no saben por donde salir y solo ha faltado que el exprimer ministro Tony Blair proponga un segundo referéndum. Mientras, a Trump, cada noticia de las comisiones de investigación sobre la colaboración rusa en su elección lo hunde más, aunque los estados refugio de su voto parecen no inmutarse y celebran su intransigencia con el Muro con México, aún al precio de paralizar el Gobierno americano.


En cuanto a lo de Andalucía, a saber cómo acaba. Existe la convicción de que el cambio está decidido ya y que el PP presidirá la Junta, pero Vox tensa la cuerda en cuestiones irritantes como discutir las medidas sobre la violencia de género. Y Ciudadanos no está dispuesto al bochorno de cambiar sus ideas y su programa. La ductilidad de Pablo Casado hacia los ultraderechistas permite a Albert Rivera desmarcarse de los populares. Aceptar las condiciones de Vox significaría entregar buena parte del centro al Partido Socialista. La izquierda fustiga a Rivera pero quizás tenga razón Teodoro León Gross cuando escribe que “el problema para la defensa de Ciudadanos está...¡en el discurso de Ciudadanos!”. Acusar a Pedro Sanchez de “gobernar con populistas, independentistas y amigos de ETA” es una falsedad porque gobierna solo; como lo es acusar a Ciudadanos de “gobernar con la ultraderecha”, si Vox apoya al final el pacto entre populares y naranjas. Quizás sería conveniente que Pedro Sánchez y Albert Rivera tomaran un café juntos. La sociedad civil agradecería que acabara esta escalada dialéctica más propia de los que se tiran al monte, cuesta arriba o cuesta abajo, que de partidos confiables para serenar el clima y gobernar en favor de la ciudadanía.



En Andalucía se está llamando a que las mujeres se manifiesten en la calle por temor a las propuestas de Vox y contra las “rebajas” de los populares para salvar la situación. Si las calles se llenan, no descarten que dos mujeres, la socialista Susana Díaz y Teresa Rodríguez, de Adelante Andalucía, firmen un pacto para evitar las derechas en la Junta, buscando abstenciones imprescindibles. El ex primer ministro francés Manuel Valls, candidato a la alcaldía de Barcelona, pide más: un acuerdo Ciudadanos-PSOE-PP para evitar a Vox. Y en los laboratorios políticos se investiga una fórmula magistral, nunca experimentada hasta ahora en España, por la que el PSOE facilitaría a Ciudadanos la presidencia de la Junta andaluza para parar a Vox. Claro que esta salida se ve lejana porque equivale a una operación de riñón a Susana Díaz sin anestesia. Aunque anestesias y calmantes siempre hay cuando se ocupa el poder. Si todo falla, queda la “mundial”: repetir las elecciones andaluzas, que no lo desea ni Vox. Y todo a decidir en semanas. Apasionante.






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