No entiendo casi nada

Fausto Romero-Miura
07:00 • 21 oct. 2018

Y cada día más entiendo menos: de las personas, de las cosas, del clima, de la sociedad y la época en que vivo, de España, incluso del español retórico que hablamos: líneas rojas, en vez de límite; hoja de ruta, en vez de plan; puertas giratorias, en vez enchufe, crecimiento negativo que, sinceramente, es lo que menos entiendo: crecer pá bajo. ¡Coño!

No entiendo que el Presidente del Gobierno y un solo dirigente de la oposición, Pablo Iglesias, firmen en la Moncloa -sede de la Presidencia del Gobierno- un preacuerdo presupuestario, con toda pompa y boato, banderas incluidas, y en papel doblemente timbrado: con los escudo de España y  de Podemos. ¿Qué significa esa ceremonia de confusión y de marginación del Parlamento? Bruselas ha advertido al Gobierno de que ese borrador no está avalado por el Parlamento y, además, burla la senda de déficit enviada por Nadia Calviño, la Ministra de Economía y bienamada de Bruselas… se decía, y, hoy, en franco descrédito.


Y casi menos aún entiendo, aunque hasta donde llego me parece una indignidad, que el mismo Pablo Iglesias se desplace a una cárcel catalana como embajador volante del Gobierno –también el rey emérito, para ciertos asuntillos, tuvo uno muy famoso, Manolo Prado y Colón de Carvajal- para negociar el Presupuesto –y evitar que Sánchez tenga que convocar elecciones- con un político que lleva un año en prisión preventiva por el delito de rebelión, del que fue el principal urdidor, tras burlarse cuanto quiso de la sabihonda Vicepresidenta, entonces, el Gobierno de España, el país contra el que se rebeló proclamando la República independiente de Cataluña, dada la pasiva actitud el Gobierno de Rajoy desde 2013.



No entiendo que al cabo de tantos –casi miles de- años  pueda resultar ahora que todas las Consejerías andaluzas usaron el mismo sistema de los ERE y el dinero volado   sume a menos tres mil millones de euros más, no sé si suficiente para pagar la afición por las señoritas putas y las tarjetas black oficiales del jefazo de Faffe, Fundación para atender a los parados. 

Sí entiendo, sin embargo, el afán viajero del Presidente y que, en apenas tres meses, se haya recorrido casi medio mundo: fuera de España está más seguro y no tiene que enfrentarse a todo lo que es incapaz de resolver. Por ejemplo, conservar un Gobierno en el que no haya de cesar a todos sus Ministros –ya van dos- incluido el referente moral, Borrell, sancionado  por la CNMV por prevalerse de información privilegiada para la venta de valores en Bolsa antes de que se desplomase Abengoa, la compañía para la que trabaja; como tampoco que la acaudalada ministra Celaá, que parece traducir del vasco, ocultase varios inmuebles en su declaración de bienes. No me extraña, así, que se recorra el mundo y salga de Madrid, como quien dice, para darse un paseo en avión con su Begoña e ir a un concierto a Castellón, o en helicóptero a la boda de una cuñada.



Y como en todas partes cuecen habas –España va convirtiéndose en un inmenso habal, palabra que ignoro siquiera si existe- me ha fundido los pocos plomos que me van quedando el tejeringo que ha hecho Tejerina al afirmar que “en Andalucía un niño de diez años sabe lo que uno de ocho en Castilla y León”, con lo que podía entenderse que afirmaba que los niños andaluces son tontos y los castellanos listos. Le faltó, en ese caso, afirmar “como yo”, pues es ilustrada señora de Valladoliz, ministra de Agricultura, Ingeniera agrónoma, licenciada en Derecho, Máster en Comunidades Europeas y en Economía Agraria, éste ¿cursado, concedido, currado, regalado? por la Universidad de Davis, en California. Y es que esto de los Máster tampoco lo entiendo: tan poco se autovaloran los cretinos políticos –es un mérito extra, para serlo, nacer tonto: así no hay que hacérselo- que corren al sprint a ver qué Universidad les regala más Máster con que falsear sus curricula: Santiago Carrillo, Marcelino Camacho, Nicolás Redondo, etc., etc., no tenían título universitario alguno, y Adolfo Suárez y Felipe González ni habían oído siquiera la palabra Máster.


En la política española cada día abundan más los tontos políticos con balcones a la calle: tantos como Máster tienen. ¡País!



¿Lo peor? Que Siri está tan perdida como yo y no puede, por ello, resolver mis dudas. 

... Y llegará el día del juicio final y Sánchez seguirá en la Moncloa, aún a costa de desahuciar a Dios del cielo y nombrarlo Vicepresidente: el fin, justifica los medios. Y su fin es obedecer a su Begoña y seguir jugando, a base de improvisaciones y de incumplimientos, a presidente del gobierno. ¡Si ya lo dijo Juan Ramón Jiménez: “enséñale a Dios a ser tú” 

... Y mañana empiezo el tratamiento contra el cáncer. ¿Lo entenderé?


Antonio Maresca Su muerte, de la que me enteré tarde, me ha estrujado el corazón, porque lo quería mucho y lo admiraba aún más. Como hombre, con su vida muy vivida, en época más joven, en la bohemia madrileña, y con una inmensa cultura y una caballerosidad ejemplar. Y como político, de los mejores, si no el mejor, que ha dado Almería.

Y, sobre todo, por mi relación de más de sesenta años con la familia Maresca, que forma parte de la mía intencional.

Arde en mi corazón fuego sin humo / y el dolor no se muestra por defuera. 


Capital gastronómica Se ha alcanzado la meta de lograr que Almería haya sido declarada Capital Española de la Gastronomía 2019. No se me alcanza el alcance del nombramiento, si es verdad que aumentará el turismo gastronómico, que dejará un beneficio de quince millones de euros, que traerá innumerable beneficios intangibles... Cuenta que la provincia entera ha ganado, cada día se pone más de  moda y suena más, se hace más confortable vivir en ella y tenemos la dicha infinita de vivir en una tierra bendecida por los dioses.


Tribunal ¿Supremo? El Tribunal ¿Supremo? el jueves ilusionó a los prestatarios e hizo perder en Bolsa cinco mil quinientos millones de euros a los bancos prestamistas. Inmediatamente el Presidente de la Sala 3ª, mi primo Luis Mª Díez-Picazo Giménez, convocó el Pleno -31 Magistrados- para unificar doctrina y decidir si en el futuro –esa sentencia es intocable- pagarán el impuesto los Bancos o sus clientes. En suma, para tratar de evitar que haya sentencias que sólo aciertan donde dicen fallo. ¡Ave María, qué supremo papelón! 



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