No aprendemos

El 25 de septiembre se cumplen tres años desde que la Asamblea General de Naciones Unidas aprobara la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible que transforme nuestro mundo, mirando por las personas, el planeta, la prosperidad y la paz universal, consiguiendo un entorno de libertad más pleno.

Esto tiene sentido dentro del actual mundo globalizado que, sin duda, las distintas administraciones tardaron en aceptar y que hoy tenemos más que asumido, aunque España comenzó a asimilarlo al incorporarse a la UE, pero la ciudadanía se resiste por la mala gestión de distintos gobiernos, manteniendo un espíritu individualista y de mirada ombliguista que va in crescendo, derivando en el aumento internacional de la extrema derecha, que se refleja en la falta de acuerdo en Europa para encarar la crisis migratoria tras la última cumbre. Y en España, Casado y Rivera luchan por abanderar esa ola xenófoba, enrocados en el alarmismo migratorio, aún a sabiendas de que es un problema humanitario global que requiere actuaciones potentes en la ayuda al desarrollo en los países de origen, con esfuerzos como el de Junta de Andalucía, destinando este año casi 44 M€ en este ámbito.

Pero no es suficiente, hay que incorporar a los actores locales para alcanzar lo marcado por la ONU, debemos concienciarnos de que el actual ritmo de consumo feroz lleva apareado personas explotadas deseosas de dejar de serlo, con lo que migran. Los ayuntamientos pueden incorporar criterios éticos y de Comercio Justo en contratación pública, velando así por el respeto de derechos laborales básicos en la cadena productiva, el pago de un precio justo a productores y por  buenas prácticas ambientales como es la agricultura ecológica. Así mejoraríamos el mundo y rebajaríamos el clima anti migratorio que está consiguiendo desmembrar Europa, pero que también ha puesto en solfa a las Naciones Unidas, lo que nos está llevando a una situación parecida a la previa a la Segunda Guerra Mundial, no aprendemos.