Almería a través de sus cines (I)

Cines Imperial, en Pablo Iglesias.
Cines Imperial, en Pablo Iglesias. La Voz
Juanfra Colomina
07:00 • 26 may. 2018

El cine es para Almería lo que una cámara por un director de fotografía. Las vinculaciones sentimentales, que superan a las meramente económicas, han dejado una huella imborrable en varias generaciones de almerienses. ¿Quién no tiene un abuelo o un tío que trabajó en los rodajes de Sergio Leone, en las superproducciones de Patton o Cleopatra? ¿Quién no conoce a un extra en Indiana Jones y la Última Cruzada? Almería fue, y es, tierra de cine, tierra de grandes directores como Manuel Martín Cuenca, de entrañables extras como El habichuela, casa de actrices como Chus Lampreave y tierra donde grandes profesionales, como Gil Parrondo, vieron madurar su trabajo. Almería ha dado grandes películas que arrasaron en los Oscar, en los festivales internacionales de cine y auparon a la fama a grandes actores y directores. ¡Ay, Clint!



Corrupción en las salas



El boom de las producciones cinematográficas en Almería tuvo como consecuencia la proliferación de salas de cine. Las proyecciones en las salas generó muchas ganancias a los empresarios de los cines hasta tal punto que a finales de 1959 y comienzos de 1960 la subida de los precios de las entradas fue motivo de inspección y sanción por parte del Gobierno Civil y del Sindicato Provincial del Espectáculo: algunos cine como el Tiro Nacional, el Cine Moderno, las terrazas San Roque y Pavía, el Cine Imperial u Oriente fue objeto de sanción a sus dirigentes por parte de las autoridades, llegando ésta ser hasta de 7.000 pts. Las entradas, que oscilaban entre las seis y doce pesetas según el cine y la temporada, subieron hasta un 200% su precio en taquilla sin tener el permiso del Sindicato. La proyección de Gigi fue el aldabonazo que puso tras la pista la subida de los precios que durante un año había venido experimentando la mayoría de las salas.



Almería, tierra de cines



Esta corruptela empresarial nos da la oportunidad de conocer qué películas se proyectaban en los primeros años del “aperturismo” franquista. Almería no solo era plató natural de cine. Mientras se rodaba El beso de Judas, La India en llamas, El Cid, Lawrence de Arabia, Cleo­patra, Por un puñado de dólares y un largo sinfín de producciones, la ciudad conocía un edad dorada de locales y proyecciones. La Almería de final de los años 50 y la década de 1960 se vio favorecida por aquella apertura y la ciudad de llenó de salas. El auge de las producciones vino acompañada, como señalaba, por la apertura de salas ya míticas: los cines Roma, Imperial, Apolo, Tiro Nacional, Listz o el Cine Moderno así como las terrazas Pavía, San Miguel, San Roque o Los Molinos vieron proyectar grandes superproducciones americanas, francesas, italianas e inglesas; y, por supuesto, las propias.



España se había convertido en el segundo mercado europeo, tras la República Federal Alemana, con mayor distribución de películas norteamericanas. Esto generó varios problemas a las autoridades nacionales que querían mayor presencia nacional en las salas. Por ello, en una orden ministerial, a través de los Sindicatos Provinciales del Espectáculo, se requirió a las distribuidoras que por cada cuatro películas extranjeras debían proyectar una española. Así, a caballo entre las décadas de 1950 y 1960, los almerienses pudieron disfrutar que grandes películas de la Historia del Cine.



Cine español



Como señalaba, por cada cuatro películas extranjeras se debía proyectar una española, que por norma general, venían acompañadas previamente con una proyección del NO-DO. El cine bélico y propaganda seguía teniendo preferencia sobre otras producciones: Alhucemas, proyectada en el Monumental, exaltaba los valores del ejército y el valor guerrero de sus soldados, y Agustina de Aragón (cine Castilla), con Aurora Bautista y Fernando Rey, mostraba la valentía del pueblo español frente a la anti-España. Pero poco a poco el cine español cambió de estrategia y comenzó a fichar a estrellas de la época para atraer al público: Paquita Rico, Carmen Sevilla, Lola Flores, Sara Montiel o Conchita Velasco. El cine popular fue el género que más impacto y fama obtuvo en la época del desarrollismo con películas como Carmen, la de Ronda, protagonizada por Sara Montiel  y proyectada en el Oriente; ¿Dónde vas, Alfonso XII?, con Paquita Rico y Vicente Parra, y que supuso un taquillazo para el Cine Roma;  La fierecilla domada, proyectada en el Cine Norte, y protagonizada por Carmen Sevilla; Lola, la piconera, con Juanita Reina, afamada en cine y radio; o Las chicas de la Cruz Roja, una de las películas más desternillantes de la época y que dio a conocer a Concha Velasco al gran público. Gran acogida tuvo en las terrazas de Ciudad Jardín El Pisito, una de las grandes películas del cine español. 


Aún faltaba quince años para el fin del franquismo pero ya se vislumbraba el cambio de tercio del cine español. En estos años se rodaba Viridiana, del gran Luis Buñuel, que ganó la Palma de Oro en Cannes. Su proyección en España fue prohibida hasta 1977. Aún quedaba mucho cine por rodar y guiones que esquivar por la censura. 


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