Nos estamos viendo

Mar Verdejo
00:30 • 21 abr. 2018

“Nos estamos viendo”, con estas tres palabras se despedía el escritor Uruguayo Eduardo Galeano del presentador Jesús Quintero en el programa “Ratones coloraos” de Canal Sur, es una despedida propia de México. Tres palabras que, el propio, Galeano decía que eran la despedida más “linda” porque juntas son intraducibles. Y tiene algo de mágico el pensar que la mirada te sigue viendo: “Te dejo de ver pero te sigo viendo”.


Escribe Galeano: “Con los países pobres ocurre lo mismo que ocurre con los pobres de cada país: los medios masivos de comunicación solo se dignan echarles una ojeada cuando ofrecen alguna desgracia espectacular que puede tener éxito en el mercado. ¿Cuántas personas deben de ser destripadas por guerra o terremoto, o ahogadas por inundación, para que en algunos países sean noticia y aparezcan por una vez en el mapa del mundo? ¿Cuántos espantos debe acumular un muerto de hambre para que las cámaras lo enfoquen por una vez en la vida?” Y tras 7 años de guerra en Siria estos son algunos de sus números: Cientos de miles de heridos o muertos. 6,1 millones de desplazados en el país. 4 de cada 5 personas en la pobreza. 13 millones necesitadas de ayuda. 1,75 millones de niños sin escuela. Cerca de 2,9 millones de personas debieron abandonar sus hogares en Siria el año pasado: Son 241.667 personas por mes. Son 55.769 personas por semana. Son 7.945 personas por día. Son 331 personas por hora. Son más de 5 personas por minuto.

Huyendo por sus vidas. (Fuente Comité Internacional de Cruz Roja). Siria no es París. Siria no es Niza. Siria no es Barcelona. Siria no es Estocolmo ni Londres. “Siria pilla lejos”, como dice el periodista Miguel A. Rodríguez, en las redes sociales. 



En esta guerra que está alimentada por intereses geopolíticos de EEUU, Rusia, Irán, Arabia Saudí, Turquía y el extremismo islámico, todos enfrentados por el control de los recursos de los hidrocarburos: Siria tiene una estratégica ubicación geopolítica que, unido a que en ese país se encuentran diversas etnias, religiones y culturas, ha hecho que se haya generado una guerra civil de  todos en contra de todos. Los conflictos de intereses de los diferentes actores internacionales han hecho que las muertes y tragedias no parezcan que tengan fin. Da terror la perversión del sistema del mercado negro del petróleo para satisfacer nuestras necesidades. 


¿Seríamos capaces de dejar los intereses propios para salvar vidas? La codicia no tiene límites, nos hacen vivir en grandes mentiras, en una lluvia incesante de mentiras. Las armas se fabrican para matar a la gente, incluida la población civil y a los niños y niñas. Y tras la aterradora visita, para hacer compras, del príncipe heredero saudí Salman, que ha sido recibido con todos los honores y agasajado por el Jefe de Estado de España, el Rey Felipe VI, para vender sin escrúpulos armas a los saudís, me hago múltiples preguntas. Según Amnistía Internacional, España ha exportado armas a Arabia Saudí por “un valor de 728,5 millones de euros entre 2015 y junio de 2017”, según las ONG de la campaña Armas Bajo Control (Amnistía Internacional, FundiPau, Greenpeace y Oxfam Intermón). Estas armas van destinadas al conflicto del Yemen: “un tercio de los más de 15.000 bombardeos de la coalición saudí en estos tres años de conflicto han atacado escuelas, mercados, hospitales o viviendas”, señala Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional. La venta de cinco corbetas, por parte de España a Arabia Saudí, es calificada por la campaña Armas Bajo Control como ventas ilegales según la legislación española e internacional (Convenios de Ginebra y artículo 8.1 de la Ley española 53/2007). Países como Alemania, Suecia, Noruega, Finlandia o Bélgica han cesado de exportar armas a la coalición saudí. Los tratos del Gobierno Español, y bendecidos por la Casa Real Española, están manchados de sangre y no quiero mirar a otro lado ni dejarme deslumbrar por las cifras de los negocios que se llevan entre manos. ¿Dejaríamos de comprar combustibles fósiles si supiéramos que están manchados de sangre, de genocidio, de crímenes contra la humanidad? ¿Destinaríamos mejor nuestros recursos y energías para dejar de exterminar al prójimo y al Planeta? ¿No tenemos nada qué decir la población española? ¿Es que España nos pilla lejos?



Dijo Eduardo Galeano: "Las guerras mienten. Ninguna guerra tiene la honestidad de confesar yo mato para robar. Las guerras siempre invocan nobles motivos: matan en nombre de la paz, en nombre de la civilización, en nombre del progreso, en nombre de la democracia y por las dudas, si tanta mentira alcanzara, ahí están los medios de comunicación dispuestos a inventar enemigos imaginarios para justificar la conversión del mundo en un gran manicomio y un inmenso matadero". Cuando nos demos cuenta que los que mueren son seres humanos ya será tarde y “nos estamos viendo”.





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