Prendimiento, devoción y arte en su gran desfile procesional

Miles de personas se congregan en la Plaza de la Catedral para presenciar la estación de penitencia de la Hermandad que dirige el hermano mayor, Isaac Vilches Marín

El Señor Cautivo de Medinaceli tras su salida del primer templo de la diócesis y rodeado por miles de personas que llenaban la Plaza de la Catedral
El Señor Cautivo de Medinaceli tras su salida del primer templo de la diócesis y rodeado por miles de personas que llenaban la Plaza de la Catedral
Juan Antonio Barrios
01:00 • 24 mar. 2016

La esperada estación de penitencia de la Real e Ilustre Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús en su Prendimiento, el Señor Cautivo de Medinaceli y Nuestra Señora de la Merced no ha decepcionado a nadie con el gran cortejo procesional que ha puesto en escena este Miércoles Santo. Una procesión que ha superado los trescientos nazarenos y con uno de los patrimonios artísticos cofradieros más importantes de toda la provincia.  

A las seis y cuarto de la tarde, la diputada mayor de Gobierno, María del Mar Marín, daba las órdenes para iniciar la estación de penitencia, tras las levantás que realizaron el presidente de la Diputación Provincial, Gabriel Amat, al paso de Jesús en su Prendimiento. Un paso de misterio dirigido por sus capataces David Marín y el histórico Carlos Galice y una de las más destacadas cuadrilla de costaleros, como así ha dejado constancia con el impecable trabajo realizado por sus costaleros bajo las trabajaderas. 

El alcalde, Ramón Fernández-Pacheco, fue el encargado de ordenar la levantá al paso del Señor de Almería, que dirige  Paco Romero. 

 La presencia del Señor Cautivo de Medinaceli en la Plaza de la Catedral provocó una gran ovación de cuantas personas llenaban la Plaza de la Catedral. 

María Canet volvió a cantar la sentida saeta al Cristo que durante muchísimos años ha portado su padre, Juan París, como costalero.  

Otro de los momentos más emotivos de la noche se produjo con la dificultosa salida del paso de palio de la Santísima Virgen de la Merced. Un paso que pesa más de mil cien kilos de plata, manto y palio bordados en oro y que  tan sólo son veinte los costaleros que entran dentro del paso en el momento de llevar el paso a tierra para la salida.

Tras las obras de rehabilitación que se han llevado a cabo en el palacio episcopal, el obispo de Almería, desde el balcón, presidió la salida de una de las hermandades señeras de la Semana Santa almeriense. 

La calle Real volvió a convertirse en la expresión de devoción más intensa hacia la Señora de la Merced, con la gran petalá que realizaron los jóvenes de la cofradía, siendo, junto a la Carrera Oficial, uno de los grandes momentos. 











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