El Villarreal jugó solo en la vuelta

El equipo manda a su afición a la cama perdiendo por 4-0 al descanso

Carlos Miralles
23:20 • 05 dic. 2018

El Almería va a salir en los telediarios, pero no será por una situación de la que pueda sentirse orgulloso. De una Copa del Rey que era más una ilusión que obligación, se transformó en una tragedia, una pesadilla, de la que pueden quedar secuelas para el partido de Liga en Oviedo, y es esta competición de la que viven los futbolistas. Nadie, o muy pocos, habían vivido un partido como el de Villarreal, en el que un jugador lograba un triplete en poco más de diez minutos -Toko Ekambi-, y el marcador reflejara un contundente 4-0 al descanso. Y fue la imagen del equipo la que mandó a la cama a muchos aficionados, tan decepcionados como boquiabiertos al ver a sus ídolos perdiendo las señas de identidad.
 



A los 22 minutos se desató la tormenta en La Cerámica. Toko Ekambi abría el marcador tras un balón al espacio de Jaume Costa. Ni el más pesimista imaginaba la que se le venía encima al grupo de Fran Fernández. Ekambi firmó el triplete antes del descanso, un descanso en el que los jugadores tuvieron que mirarse a la cara y dar una solución a un incendio ya desarrollado. Y para colmo, Sekou ya se había marchado al vestuario por lesión. La segunda mitad, lejos de ser un trámite, se convirtió en una cuesta arriba imposible de superar.



A los dos minutos, el conjunto amarillo ampliaba a 5-0 la diferencia con otro gol de Toko Ekambi. En esa acción volvió a lesionarse Juan Ibiza. Pendiente de pruebas para conocer el alcance de las dolencias del central. El equipo nunca estuvo en el partido, de hecho, se quería ir cuanto antes al autobús y emprender el viaje de vuelta. La única historia de esta noche negra para el Almería la puso el Villarreal, que seguía marcando goles gracias a Carlos Bacca (2), Gerard Moreno y Daniel Raba. Con el pitido final llegaba la liberación.





Va a ser noticia el Almería en toda España por la escandalosa goleada en La Cerámica, impropia de un partido de este calibre a pesar de las diferencias de categoría, calidad y plantilla. Ahora no hay que regodearse en los problemas y sí dar soluciones, pero estos no van a tener respuesta hasta el sábado, frente al Real Oviedo. Por delante habrá entrenamientos donde más importante va a ser recuperar la confianza y la moral del deportista, que del sistema de juego. Los rostros al término del choque lo decían todo: hay que agachar la cabeza, pedir perdón y honrar de nuevo esta camiseta en el Tartiere.
La noche más amarga para el Almería en un Estadio donde ya perdió un ascenso directo en 2013. No se dio la talla, no hubo actitud. Desapareció ese equipo del hambre y compromiso. Menos mal que tiene tiempo de volver.







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