Qué leen nuestros escritores

Quince autores almerienses cuentan a LA VOZ cuáles son los libros que han escogido para leer, o releer, durante estas vacaciones

El verano es una época perfecta para la lectura.
El verano es una época perfecta para la lectura.
E. Martínez / P. Fernández
23:58 • 17 ago. 2014

Clásicos y actuales. De poesía y terror, históricos e infantiles. De autores noveles y de maestros consagrados. En papel o en digital. LA VOZ ha preguntado a quince autores almerienses cuáles son los libros que les acompañan en estas vacaciones.




Bruno Nievas
Inmerso en los últimos retoques de su tercera novela, el autor de ‘Holocausto Manhattan’ lee “entre rato y rato” NOS4A2 -en inglés, Nosferatu-, de Joe Hill, hijo de Stephen King. “Es un thriller de terror que podría haber firmado su padre”. En esta época es “carne de cañón de thrillers” y junto a grandes del género lee a otros que están comenzando, como Los pasajeros, de Gabri Ródenas, “texto atípico y alejado del ‘mainstream”. Su definición de “vacaciones perfectas” incluye “estar en la playa, con el Kindle en la mano”. En él nunca faltan Juan Gómez-Jurado o Manel Loureiro, “de lo mejor que tenemos en España”. 




Mar de los Ríos
“El verano es la estación de la lectura por excelencia. Los escritores leemos todo el año, pero una silla en compañía del rumor de las olas es un marco inmejorable para dejarse mecer por las letras escritas para ti, en el aquí y el ahora”, dice la autora de Tren de lejanías. El verano empezó con Ángeles Caso, su escritora favorita viva de las españolas, y Donde se alzan los tronos, “maravilloso viaje por la España y Europa del siglo XVIII y la vida de una mujer, la Princesa de Ursinos, que reinó en la sombra de la corte de Felipe V” y prosiguió con Las casas de los poetas muertos, también de Caso. Le encanta releer a Virginia Woolf. “Llevo en la bolsa de la playa una de sus exquisiteces: La señora del espejo”. Y su hermana acaba de traerle de Inglaterra su libro preferido, al que le debe su faceta de escritora: Mujercitas. “Guarda la frescura de la intemporalidad de las obras maestras”.




Alberto Cerezuela
Autor de una trilogía sobre la Almería misteriosa se deja querer por el género. “Tenía pendiente el libro de mi amigo José Miguel Gaona, muy conocido por Cuarto Milenio, Al otro lado del túnel, que intenta desde una posición divulgativa, escéptica y científica dar respuesta a si hay vida después de la muerte?”. Se está poniendo al día con las dos últimas entregas de Dexter y va a empezar Martyrium, de Nieves Abarca y Vicente Garrido. 




Gema Sirvent
Creadora de Libre Albedrío, editorial para niños, y autora de Hugo y el dragón de la noche, lo infantil le tira. “Mis hijos y yo estamos enganchados a los cómics para primeros lectores de Luke Pearson, como Hilda y el Troll. Y por deformación profesional, no puedo dejar de citar el último de la ilustradora Tesa González: Queda la música, que junto al poeta gallego Antonio García Teijeiro propone un divertido viaje por la historia y los recovecos de la música. Son muy recomendables para buscar una buena sombra al lado del mar y perderse en ellos”. Para ella elige un título almeriense El experto perfecto, “novela de un buen amigo, Fermín Mayor García, un thriller trepidante que nos lleva por medio mundo”, detalla.




Juan Pardo Vidal
“Soy compulsivo, cuando encuentro un escritor que me gusta acabo con casi toda su obra. No suelo picotear de varios autores”, admite el autor de La luz de la mesita de noche y La memoria de los peces. Ahora está con  Philippe Claudel y escoge La nieta del señor Linh y El informe de Brodeck. Entre sus favoritos, Ricardo Menéndez Salmón, del que recomienda Medusa, con una “prosa muy fina”.




Juan José Rosado
Artista plástico y escritor, con títulos como Los excursionistas místicos, pasa sus vacaciones con dos libros de cuentos. “En A sangre y fuego, Manuel Chaves Nogales le saca las vergüenzas a los dos bandos de la guerra civil en once relatos en los que el punto de vista del autor emana de presentar con pulcritud la sucesión de hechos, rehuyendo cualquier tentación discursiva. El otro es Antología de la literatura fantástica, recopilada por Borges, Bioy Casares y Silvana Ocampo, clásico que tenía pendiente y que da una idea global de uno de mis géneros favoritos”. 




Fernando Martínez López 
El autor de Fresas amargas para siempre ha leído varios títulos este verano, de los que destaca lo último de Almudena Grandes, Las tres bodas de Manolita, “que profundiza con su estilo algo barroco en la oscura época de la posguerra española”. Ya ha finalizado Y las montañas hablaron, del afgano Khaled Hosseini, “el redescubrimiento de un autor que ha alcanzado la madurez literaria”.  “Su estilo narrativo alcanza un nivel extraordinario incluyendo algunos pasajes memorables, de lo mejor que he leído en los últimos tiempos”. Y ahora lee La Principessa, de Peter Prange, “ambientada en la Roma del siglo XVII” y que servirá de documentación para su próxima obra.


Carmen Enríquez
Una de las grandes conocedoras de la Casa Real española profundiza en el tema con Yo abdico, obra coordinada por Nieves Herrero. “Acabo de terminar La princesa Paca, de Rosa Villacastín y Manuel Francisco Reina, sobre el gran amor de Rubén Darío y que era abuela de Rosa. Es muy emotivo, una lectura muy relajada para verano”, detalla la periodista virgitana. En su maleta también lleva el libro de relatos Contratiempos, de Pilar Tena, y va a adentrarse con lo nuevo de Sarah Lark. 


María del Mar Saldaña
Escritora infantil con obras como El alumbrador y Zoorrimalógico estrambótico, no pierde de vista a clásicos del género, como Las brujas o James y el melocotón gigante, de Roald Dahl. “Siempre vuelvo a él aunque me lo haya leído cincuenta veces”. En vacaciones disfruta con los escalofriantes relatos de Stephen King, de quien ahora lee su autobiografía y guía para autores Mientras escribo.


 Raúl Quinto
“Me pillas en la playa con un libro en la mano”, confiesa el autor del poemario Ruido blanco. Se trata de Las políticas de la ecología social: municipalismo libertario, de Janet Biehl y Murray Bookchin. En su lista para estos días, Decreación, de Anne Carsón, y La tierra nos agobia, de Jorge Gimeno. Y deja una recomendación: “Volver a las obras de Shakespeare”. 


Mario Sanz Cruz
El farero de Mesa Roldán, con libros como Lo demás es oscuridad, anda enfrascado con Recuerda que yo no existo, de Miguel Pasquau Liaño, que compagina con Nómadas, antología de relatos sobre viajes seleccionada por Elías Gorostiaga. Le gusta leer a “gente joven que está empezando” y, a diferencia de otros, piensa que la playa es un sitio incómodo para la lectura: “Puedes quedarte medio ciego con el sol. Prefiero leer en el sillón de casa hasta quedarme dormido”, asegura riendo.


Simón Hernández Aguado
El joven poeta de Carboneras, que este verano ha presentado allí Si los coches hablaran, disfruta con Maldito chino, de Paco López Mengual, “porque la necesidad de buscar en las palabras un trocito de risa es más necesario que nunca”. También lo hace con Las pequeñas espinas son pequeñas, de Raquel Lanseros, “poesía capaz de enamorar a cualquiera desde la sencillez de las palabras”.


José Antonio Garrido
Al autor de La pulsera de ágatas, estas vacaciones le sirven para recuperar La ciudad de los prodigios, de Eduardo Mendoza. “Lo leí hace años y quería volver a él”. También está con El valle del asombro, de Amy Tan. “Me gusta su estilo medio oriental, medio norteamericano; es el intimismo japonés y la sobriedad estadounidense”.


Araceli Sobrino
Acaba de publicar La otra orilla, secuela de La seda de Candeleire y disfruta en verano con lecturas “bastante heterogéneas”, como El coronel no tiene quien le escriba, de García Márquez (“por su expresividad y maestría a la hora de elegir las palabras”), y El club Dante, de Matthew Pearl (“es una novela de suspense con trasfondo histórico, género de mis dos novelas”). Apuesta por almerienses como Carlos Maleno, de quien ha leído su Mar de Irlanda, y nunca deja de lado a los clásicos griegos ni al Quijote: “Sancho es mi héroe”.


Lina Callejón
Recién llegada a la novela juvenil con Ien Seu, anda también enfrascada en la lectura de dos almerienses: Una noche en el Scriptorium, de Juan César Morcillo (“un viaje al pensamiento del ser humano que transgrede las fronteras del tiempo y los sentimientos”), y Si pudiera volver, de Javier Carretero. 



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