“Los competidores pagamos por competir, la Federación Española no nos lo aporta”

Ana Domínguez, deportista nata, cuenta la importancia de la superación y la disciplina

Ana Domínguez, antes de competir.
Ana Domínguez, antes de competir. La Voz
Nazaret García
11:49 • 17 mar. 2022

Ana Domínguez, natural de Almería, pero siempre vecina del municipio de Viator. Es una deportista nata de artes marciales como el taekwondo, ninjutsu, defensa personal con armas, bricpol y muay thai. Además, es trabajadora social y se encuentra preparándose para las oposiciones a Guardia Civil, que complementa con sus competiciones y clases de todo aquello para la que aspira ser la mejor. A pesar de que la vida ha puesto en su camino muros infranqueables, los ha ido saltando uno a uno con esfuerzo y trabajo. Reivindica la importancia de la disciplina y el amor por estas disciplinas, la importancia de invertir en estas competidoras que quieren superarse así mismas y la visibilidad de la mujer que, hasta hace más bien poco, era demasiado invisible para saber de su existencia. 



¿Cómo te introdujiste en el mundo del deporte?



A los cuatro años me introduje en el taekwondo, la primera arte marcial que estuve practicando hasta los 17 años, donde conseguí el cinturón marrón. Después del fallecimiento de mi padre, abandoné temporalmente el taekwondo durante un año y medio. Sin embargo, a los 18 años me fui a Alicante a estudiar Trabajo Social y fue en Elche donde empecé a practicar ninjutsu y defensa personal con armas, otras artes marciales que me sirvieron mucho para la propia energía tanto en el combate como en el día a día.



Volviste a Almería tras graduarte y entiendo que retomaste las disciplinas que practicabas



Para mí los cuatro años en Elche fueron un antes y un después. Me fui siendo una adolescente inocente ante la vida, y cuando volví a Almería, regresé siendo una mujer responsable, con las ideas claras y con otra mentalidad. Al volver, vi que aquí no se practicaba ninjutsu ni defensa personal con armas, entonces intenté practicar de nuevo taekwondo, pero ya no era lo mismo que antes. Así que mi profesor, Manolo César, me introdujo en kickboxing.



Es decir, que fue como otro nuevo comienzo



Sí, sentí esa fuerza, esas ganas de seguir en ese deporte y me ilusioné. Me fue bastante bien. Con tan solo seis meses de entrenamiento, me llevaron al primer campeonato de España que realicé en 2013, y que afortunadamente lo gané. Ahí empezó mi vida a nivel competición en kickboxing. Fui a campeonatos de Andalucía, también los gane. Fui en otras modalidades diferentes de kickboxing como la de full contact, hasta que me seleccionaron por la Federación Española para ir a un mundial en 2015 en Oporto. Ese fue el logro más importante. 



¿Has tenido algún momento duro?

De hecho me puse un poco mala, tenía bronquitis, no me encontraba muy bien. Siempre pensaba que cualquier cosa que me pasara, fuera entrenando y no en el ring. Esa semana fue muy dura, tú vas a un campeonato donde no sabes cuántos combates tienes, ni a qué hora. Tienes que estar desde las nueve de la mañana preparada, para que si te dicen en diez minutos tienes que estar, estés lista. Allí no tienes nombre. Si a los dos minutos no estás preparada con el seleccionador español, no compites. Es una constante presión. Además, España no nos aporta apenas recursos. La Selección Española solo nos pagaron el viaje, la ropa de combate, la estancia y 100 euros. No tenemos recursos en comparación con Francia, por ejemplo, que vienen becados.


¿A qué crees que se debe que en España no se financie estas disciplinas?

De otros países vienen becados con 3.000 euros y becas muy fuertes, que incluso hasta sus propias familias puedan ir a gastos pagados, no como nosotros, que ni siquiera podían venir todos los profesores. Podían ir seis profesores de España, y los que querían venir tenían que pagarlo por su cuenta para acompañar a los peleadores, aunque iban solo de visitantes a ver los combates. La Federación Española no nos aporta muchos recursos para competir. Igualmente, ahora la Federación está dando un poco más, pero como te decía, no se puede comparar con otros países. Para que te hagas una idea, España es la de que menos recursos ofrece, porque la Federación no tiene. De hecho, este deporte lo acaban de reconocerlo como a nivel olímpico, sobre todo el muay thai. Por eso, somos los competidores los que tenemos que pagar para ir a una competición, la Federación ni siquiera nos lo aporta.


¿Cómo fue entonces la primera competición en Portugal? 

Me salieron muy bien todos los combates. Al no saber el idioma, no sabía que estaba compitiendo en doble categoría de peso. En Portugal estaba compitiendo en pesos de menos de 53,5 a 55 y de 55 a 57 kilos, entonces obtuve dos medallas de oro. Fui bicampeona mundial en 2015 en amateur, porque todas las competiciones a nivel mundial son de amateur, porque te obligan a tener protecciones para evitar lesiones. 


Después de entrar en el mundo de la competición, ¿te animaste a dar clases?

Cuando terminé mi máster, empecé a dar clases de las disciplinas que practicaba. Entrenaba para mí y a enseñar. Para mí el deporte es un estilo de vida, igual que como, entreno. Y al empezar a opositar para Guardia Civil, me introduje en bricpol, que es bastante complementario. Tengo una estrella de plata en bricpol. Aun así, sigo practicando todas las disciplinas, e incluso me presento a varias competiciones de esta disciplina. 


¿Has tenido siempre un apoyo en casa para que continuaras en el mundo del deporte?

Para mí, mi pilar fundamental fue mi abuela a lo largo de mi vida, que me ha apoyado en todo, aunque en el mundo deportivo no tanto porque para ella mi deporte era de chicos. Ella era muy tradicional y muy religiosa y no quería que yo hiciese ese deporte. En realidad es que ella tenía ahí 98 años, y aunque con el tiempo se volvió dependiente, yo le ayudé en todo porque me sentía en deuda. Así que decidí quedarme en Almería, y seguir ampliando mi currículo académico y cuidar de ella. 


¿Cómo de importante es para ti la figura de tu entrenador?

He tenido varios que me importan en mi vida. Cada uno me ha aportado algo esencial. De mi profesor de kickboxing, lo que me ha enseñado es la actitud firme ante la vida, cabezota, el dar un paso hacia atrás para empujarte hacia al futuro. No puede salir nada mal, porque está todo muy cuadrado. Esto se refleja en el combate. También mi profesor de muay thai me enseñó muchas cosas favorables. Los hábitos que tenía no eran los mejores para sobresalir. Me habituó a correr, comer sano, a mejorar mi rutina. Y mi profesor de Alicante me ayudó a trabajar mi energía, a guiarme por mi instinto, a no conformarme y luchar hasta lograrlo. 


¿Faltan referentes femeninos que se dediquen a estos deportes?

Yo tengo algunas, pero sí que faltan muchas. Las que tengo, como Eva María Naranjo, tanto a nivel de muay thai como de boxeo. Ha conseguido varios títulos a nivel mundial, es una mujer súper disciplinada del deporte. Me ha enseñado las dificultades de los peleadores españoles. Ella me contaba que a veces ni siquiera tenía para un café, pero como tenía sus guantes y un chándal, aprovechaba el tiempo para estar en el gimnasio. Es una ejemplo de que si se elige el camino de competir y de un nivel alto de entrenamiento, hay muchas cosas a las que hay que renunciar. No hay cabida para ir al bar a beber cerveza o ir al cine, tienes que seguir una rutina exigente para competir, y para eso te tiene que gustar. España necesita más referentes de mujeres luchadoras. Se da muy poca visibilidad. Hasta hace dos años era difícil de conocer mujeres así. Ojalá sigamos luchando. 


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