Habibi: Lecciones sin palabras para una hija

Carmen Rubio proyecta su compromiso en el Instituto Social de la Marina

Carmen Rubio expuso las claves de toda su vida.
Carmen Rubio expuso las claves de toda su vida. La Voz
La Voz
17:47 • 16 ene. 2022

De mayor le gustaría comisariar exposiciones o dirigir un museo. Pero, en cualquier caso, Carmen Rubio quiere seguir siendo hija. Hija de Marco Rubio y de Isabel Soler. La razón es poderosa. Sintiéndose y sabiéndose hija es posible seguir aprendiendo lecciones toda la vida. 



Lecciones sin palabras como las que imparten los padres, muchas veces. Lecciones en los pequeños detalles y, por supuesto, en los momentos trascendentales de la vida. 



Carmen es licenciada en Bellas Artes y en Humanidades. Su biografía encadena diferentes etapas profesionales enlazadas por el compromiso, que es una de esas lecciones impartidas a veces sin palabras en la intimidad familiar. Por eso, no quiere dejar de ser hija. Compromiso con la Cultura en su paso por la dirección del Auditorio Maestro Padilla. Compromiso con la Educación en su trayectoria como docente. Compromiso social con la gente del mar, ahora que está al frente del Instituto Social de la Marina. Pero también, compromiso con las ideas conservado desde su experiencia en el Ateneo de Almería y compromiso con sus vecinos del Casco Histórico, después de ejercer la presidencia de esa asociación de vecinos.



En el Habibi, justo a las puertas de la Plaza. Carmen confiesa que el pescado ya no se ve de la misma manera desde la responsabilidad y la experiencia de su cargo actual. Y es que el mar es un universo particular que responde a sus propias leyes no escritas, igual que esas lecciones que han sido y son tan importantes en su vida. Por ejemplo, la necesidad de adaptarse siempre a las circunstancias de un oficio que no ha evolucionado en lo esencial desde hace muchísimos años por que la mar no lo permite: es dura y bella como una heroína inmortal que siempre acaba triunfando después de cada hazaña. La gente del mar lo tiene difícil, por eso el trabajo del Instituto Social de la Marina es tan importante y así lo entiende Carmen, que tanto se preocupa de cuestiones laborales, como de la salud. Y de la Educación, aunque sea muy complicado adaptar los ciclos formativos que necesitan las personas embarcadas a sus complejos periodos de trabajo. Por ejemplo, hay marineros almerienses que se forman en el Instituto pero se embarcan en Oporto cada seis meses y mujeres que se dedican a la marina mercante en la otra cara del Planeta. Paros biológicos, algún ERTE, imprescindible formación sanitaria mar adentro... tantas cosas y tan importantes que solo el compromiso puede considerarse como el pilar más fuerte en el que apoyarse. 



Además del compromiso, Carmen Rubio valora el respeto, que es un arma cargada de sentido común, por mucho que parezca un recurso poco útil en la actualidad. El respeto entendido como consecuencia de la inteligencia, que no del servilismo.  



La inteligencia se perfecciona en la bondad, dice Carmen, ya casi al final de una conversación que ha dejado el desayuno en un segundo plano, por que las palabras alimentaban mucho más, a medida que se enlazaban con recuerdos de hija. Los toros,  la pintura, la cerámica, la primera ópera en el Auditorio, su propia familia, su condición de socialista. La mañana acabó sabiendo a dulce recuerdo.   





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