Ángel M. Arqueros: “La contradicción es algo inherente al ser humano”

Ha publicado con la Editorial de la UAL ‘La última isla: D. H Lawrence en Mallorca’

Ángel M. Arqueros presentará el libro el próximo 9 de noviembre en Picasso (Foto: Teresa Claramunt).
Ángel M. Arqueros presentará el libro el próximo 9 de noviembre en Picasso (Foto: Teresa Claramunt).
Marta Rodríguez
07:00 • 26 sept. 2021

Su discreción lo ha llevado a pasar más inadvertido de lo que dicta el sentido común. Sobre todo a juzgar por unos conocimientos que podrían aportar mucho a Almería. Catedrático de Secundaria y profesor de Lengua y Literatura Inglesa en la UNED, Ángel M. Arqueros (Dalías, 1951) ha publicado con la Editorial de la Universidad de Almería ‘La última isla: D. H Lawrence en Mallorca’. Un libro que presentará el próximo 9 de noviembre en Picasso Reyes Católicos y que explora el paso por la isla balear de uno de los grandes autores británicos del siglo XX dentro de la peregrinación a la que dedicó parte de su vida en busca de un lugar para trascender.






¿Por qué D.H. Lawrence eligió asentarse un tiempo en Mallorca si no le gustaban las islas?
La contradicción es algo inherente al ser humano. Montaigne le dedica un capítulo en sus 'Ensayos'. Reflexiones aparte, Mallorca tenía ya un cierto predicamento entre los británicos como lugar de descanso, los Lawrence estaban cerca, en el sur de Francia, y España había estado entre sus posibles destinos en varias ocasiones.

¿Por qué apenas hay huellas de su estancia allí?
En 1929  Lawrence era un escritor prácticamente desconocido fuera del ámbito literario anglosajón. Tal vez, como en el caso de Brenan, en Andalucía, o Robert Graves, en la propia Mallorca, si Lawrence hubiese pasado más tiempo en la isla y, un dato muy relevante, no hubiese muerto tan joven, habría sido diferente en este aspecto.  

¿Cómo ha suplido esa falta de rastro documental a la hora de plantear el libro?
Las aproximadamente ochenta cartas que Lawrence escribió desde España, como el resto de su ingente producción epistolar, son el equivalente a un diario, en este caso una valiosa fuente de datos sobre sus actividades durante su estancia en la isla. Si cuenta que Frieda ha ido a un concierto, solo puede haber sido en el Gran Teatro de Palma. Contextualizar sus impresiones también resultó una buena herramienta para acercarme con un considerable componente de exactitud realista al tema.

¿Qué destacaría de las impresiones, a veces contradictorias, que le causó nuestro país?
Como dice Anthony Burgess, utilizando el término “el espíritu del lugar”, lo importante en las vivencias de Lawrence cuando se impregnaba de ese espíritu, era su deseo de traspasar la superficie del entorno humano y físico de los lugares por los que” peregrinaba salvajemente”.
 
¿A qué cree que se debe que la figura del escritor británico haya llegado a nuestros días un tanto difusa, al contrario con lo que pasa con algunos de sus coetáneos?
Las obras literarias están sometidas a leyes no escritas que condicionan y definen su percepción por la sociedad  en la que se producen y su influencia sobre la misma. Lawrence no fue una figura complaciente con el sistema, ni profesional ni socialmente. Sus problemas con la censura fueron una constante casi desde el principio e incluso después de su muerte: 'El amante de Lady Chatterley' fue un libro prohibido en el Reino Unido hasta 1961.



Por otra parte la amplísima bibliografía que existe sobre su persona y obra, podría circunscribir este “desconocimiento” únicamente a lo que se conoce como mercado literario mayoritario. En cualquier caso, en los últimos meses han aparecido en castellano un par de libros sobre la actualidad y vigencia de su pensamiento, así como nuevas traducciones de sus novelas.



¿De dónde nace su fascinación por Lawrence?
Paradójicamente fue a través del cine. D. H. Lawrence apenas se estudiaba en la carrera, pero durante mi primera estancia en Londres, en 1970, 'Mujeres enamoradas', la película de Ken Russell sobre la obra homónima de Lawrence, me llevo a interesarme sobre el autor y su obra. Fue, sigue siéndolo en cierto modo, un proceso que ha incluido asistencia a congresos, rastreo de su presencia en los lugares que transitó, etc. Sin ningún objetivo más allá del interés y el disfrute.
 
¿Cuál fue el resorte que activó en usted la escritura de este libro?
Años atrás había escrito un artículo sobre el tema para una revista literaria. En alguna conversación con Miguel Gallego se lo comente y el me animó a presentar un proyecto a la editorial de la UAL.

Lawrence era un cazador de sol y se pasó la vida buscando un lugar en el que establecer una especie de comuna. ¿Qué cree que habría sentido de llegar a conocer alguno de los rincones mágicos del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar?

Que un lugar, un paisaje, adquiera una relevancia especial, tiene mucho de construcción personal. Al margen de valores objetivos, su apreciación, positiva o negativa, está definida y condicionada por factores sociales, antropológicos y, en ocasiones, de mercadotecnia. Pero seguro que, como en Sicilia, el Mediterráneo y la austera belleza del entorno, le habría llenado de serenidad y sentido de  trascendencia, del “espíritu del lugar”.






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