Destino Mauthausen

Hoy, 5 de mayo, se cumplen 76 años de la liberación del campo de Mauthausen

Monumento en recuerdo de las víctimas almerienses del campo de concentración de Mauthausen.
Monumento en recuerdo de las víctimas almerienses del campo de concentración de Mauthausen.
Juan Francisco Colomina
07:00 • 05 may. 2021

En el mes de febrero de 1939 Manuel Heredia Alemán cruzaba la frontera francesa en un intento desesperado por salvar su vida. Contaba apenas con 21 años y ya había conocido la guerra y la derrota.

Ahora, este chico nacido en Almería el 15 de agosto de 1918, se encontraba solo en Francia, en un país extraño con una lengua extraña. Su futuro era una nebulosa y su día a día consistía en no caer en la desesperación del campo de concentración de Argelès-sur-Mer, una vasta extensión de arena y barro al borde del Mar Mediterráneo.

La historia de Manuel es la historia de miles de refugiados españoles que buscaron en Francia una salvaguarda, temporal o definitiva, que les permitiera sortear la brutal represión que el franquismo venía ejerciendo sobre los vencidos de la guerra civil.

Liberación de Mauthausen
Hoy, 5 de mayo, se cumplen 76 años de la liberación del campo de Mauthausen por parte del ejército aliado. Es una fecha que conviene no olvidar, pues ese día cientos de españoles supervivientes tuvieron una segunda oportunidad para sobrevivir. Vivir ya se les había complicado para el resto de su existencia. Mauthausen, al igual que Auschwitz, Hartheim o Treblinka, se había convertido en un infierno en la tierra. El más mínimo atisbo de humanidad se intentó aplastar bajo la brutal represión que los guardias de los campos ejercieron sobre los prisioneros; prisioneros que ya no tenían nombre ni apellidos sino que ahora eran simples números, una especie de ganado marcado, y que como tal, se les podía explotar hasta la extenuación y la muerte.

Y la muerte fue el destino de Manuel. Este almeriense tuvo un atisbo de esperanza al salir de campo de Argéles para ir enrolado en una Compañía de Trabajo, una organización auxiliar al mando del ejército francés. Pero la fatalidad del destino, una vez más, provocó que fuera encerrado en otro campo de concentración, esta vez en el de Les Alliers, un lugar de funesto recuerdo para centenares de refugiados republicanos tras la derrota francesa.

El inicio del infierno
En mayo de 1940 las tropas alemanas invaden Francia, que se muestra incapaz de hacer frente a la enorme superioridad de la Wehrmacht. Durante este avance, miles de españoles de las Compañías de Trabajo fueron hecho prisioneros. Los que consiguieron estar en la Zona Libre de Francia fueron devueltos a los campos del sur francés; los que fueron hechos prisioneros en la Zona Ocupada fueron encerrados en campos de prisioneros y deportados posteriormente a Mauthausen.

Angulema-Mauthausen
Manuel Heredia fue hecho prisionero y deportado a Les Alliers, un campo en la cercanías de la ciudad de Angulema. El 20 de agosto fue conducido, junto a otros 926 españoles, hasta la estación de ferrocarril y encerrado en un vagón de ganado. ¿El destino? España, les habían dicho. Hacinados, con apenas comida y sin ninguna higiene, el convoy de los 927 españoles no paró en la frontera con España. Acaban de llegar a Mauthausen.

Mauthausen, campos de españoles
De los 927, 430 eran hombres y adolescentes. Todos ellos fueron deportados al campo. Las mujeres y niños, muchas de ellos familias de aquellos que se quedaron allí, fueron, esta vez sí, conducidos a España. Las familias no volverían a encontrarse jamás.

Estos deportados de Angulema no estaban solos: semanas antes habían llegado varias tandas de prisioneros españoles que ya conocían las terribles condiciones del campo. Durante los siguientes años miembros de la Resistencia, como Antonio Muñoz Zamora, comunistas, socialistas y anarquistas, prisioneros que había escapado en desbandada por Francia, trabajadores forzados que se había rebelado contra el poder nazi y colaborares antifascistas engrosaron las listas de deportados españoles.

Sin retorno
Las duchas heladas, las cámaras de gas, las palizas o el terrible trabajo en la cantera pudieron con la resistencia de los aguerridos españoles. Manuel Heredia Alemán, con apenas 23 años, falleció en el campo anexo de Gusen el 7 de septiembre de 1941. Él fue uno de los 4.427 españoles que no lograron salir de aquel lugar. 142 eran de Almería.










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