Unos 250 niños del Conservatorio exploran el vínculo entre música y pintura

Al trompetista Miles Davis el arte le servía para mantener la mente ocupada cuando no tocaba. El pintor Vasili Kandiski hablaba de sus creaciones como una herramienta para congelar la música en el tiempo. Y en un artículo reciente publicado en ‘El Confidencial’, el periodista Rubén Amón sostiene que Goya pintaba como si escuchase la música de Beethoven en un viaje de la luz a la oscuridad.

El Real Conservatorio Profesional de Música de Almería acoge esta semana unas jornadas que, bajo el título de ‘Lienzo musical’, exploran el vínculo existente entre la música y la pintura que tantas aristas ha mostrado a lo largo de la Historia del Arte. Un total de 250 niños, con edades comprendidas entre los 8 y los 9 años, se enfrentan al reto de crear de la nada lo que les sugieren músicas dispares, de la clásica al rock, pasando por el jazz, el pop, la música étnica y la oriental.

Dirigida por la profesora de Lenguaje Musical del Conservatorio Ángeles García y la artista María Moreno, la propuesta aspira a configurar un espacio de creación multidisciplinar en el que los niños pinten al ritmo de la música. Un lugar de experimentación plástica a través del sonido con el objetivo de que los alumnos puedan seguir desarrollando su sensibilidad y gusto por las artes.

Cuando las jornadas aún se encuentran en su ecuador, el resultado no podría ser más estimulante. “Se lo están pasando muy bien”, afirma a LA VOZ María Moreno. Cada grupo está en torno a una hora en la que, en primer lugar, conoce en qué consiste la actividad y la pintora lleva a cabo una pequeña demostración basada en la suite ‘El Carnaval de los animales’ del compositor romántico Camille Saint-Saëns. A partir de ahí, disponen de unos 40 minutos para improvisar.

Aunque en un principio no resulta fácil que los niños se suelten a causa del miedo a hacerlo mal, estos terminan dejándose llevar por la música e incluso dando algunos pasos de baile mientras pintan aquí y allá. “Resulta curioso que incluso siendo tan pequeños ya estén tan metidos en unos patrones determinados: les da miedo salirse de la hoja o mancharse las manos, lo que me resulta chocante; por suerte, casi todos acaban dando pinceladas y saltitos a la vez”, manifiesta.

Porque la pretensión de ‘Lienzo musical’ es conceder relevancia a la experiencia misma de la creación y olvidar la obra resultante. “Ese desapego hacia el resultado final nos brinda la oportunidad de sentirnos genuinos en un acto creativo puro y visceral. Nos liberaremos así de las destrezas de la imitación realista, recordando que el arte en cualquiera de sus formas es un espacio desde el que percibir e interpretar el mundo; un lugar para conectar con nosotros mismos y expandirnos”, concluye.

María Moreno es pintora y pertenece al colectivo Campingás, con sede física en el casco histórico. La profesora del Conservatorio Ángeles García y ella se conocieron en una jornada de puertas abiertas del espacio y de ese encuentro surgió una amistad que se ha materializado en este proyecto creativo.