“El teatro debería ser una de las materias fundamentales de la escuela”

Entrevista a Juan Antonio Barceló, actor, director, maestro y entrenador de voleibol

Juan Antonio Barceló, tras la entrevista, en el Paseo Marítimo de Almería.
Juan Antonio Barceló, tras la entrevista, en el Paseo Marítimo de Almería.
Marta Rodríguez
07:00 • 28 feb. 2021

Puede que no le suene su nombre porque en 2015 un ictus lo obligó a dar un paso atrás, pero durante mucho tiempo Juan Antonio Barceló (1946, Almería) lo fue todo en esta provincia: agitador de la escena teatral, maestro entregado, músico junto al inolvidable Ángel Barceló -su hermano-, y el entrenador que inició en el voleibol al mismísimo Moisés Ruiz.

¿Cómo le ha cambiado la vida el ictus?
El ictus me hizo morir un poco por dentro, ahí se cortó mi actividad. Me ha acentuado la emotividad, aunque ahora el coronavirus me ha revivido; lo pasé en enero. Eso y ver el mar desde mi casa, que es una cosa que revitaliza.

¿Bochica, el grupo que usted encabezaba, puso los cimientos del teatro en Almería?
Bochica sirvió para poner en marcha el teatro en Almería, pero no era un grupo cómodo. Tengo muchas anécdotas de aquellos años, también con el grupo de teatro de Alhama. Como aquella adaptación de ‘El Principito’ que llevé al Auditorio Maestro Padilla con mi hija en el papel protagonista. Aún recuerdo el silencio y la emoción que se respiraban allí. Incluso tuvimos que dejar entrar a más personas de la cuenta. No creo que se hayan visto muchas cosas parecidas en Almería.

Bochica nació en Magisterio, ¿verdad?
Sí, nos conocimos en Magisterio con Carmen Marín, la única profesora que tenía un componente de teatro infantil. Estuvimos en festivales de España, montamos ‘El amante testarudo’, ‘Tom Sawyer’... Comenzamos a marcar las pautas del teatro en Almería. Incluso vino a vernos Laura Olmo, Premio Nacional de Teatro.



Ahí empezó un poco todo, aunque yo ya venía del teatro y había ganado el primer premio de interpretación masculina en certámenes provinciales. Para mí el teatro es una segunda naturaleza y soy, ante todo, actor; pasé a la dirección porque era necesario.



También actuamos en las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro y participamos en un encuentro en la Plaza Vieja al que nos apuntamos treinta grupos. Luego hice ‘Bodas de sangre’ con la Asociación La Traíña; a Federico García Lorca ha sido al único autor al que no he sido capaz de cambiarle una palabra.

¿Cómo ve la escena teatral almeriense?
Yo creo que no existe, aunque he asistido a algunas buenas representaciones de teatro aprendido. Hay que diferenciar entre el teatro aprendido y el teatro que está vivo, que es una cosa que nace de dentro, de la necesidad de comunicarte y expresar un sentimiento. Ver algunas series españolas hasta me afecta físicamente por lo malas que son.

¿Le quedó algo por hacer?
Recuerdo un proyecto de creación de teatro provincial que presenté a Diputación y todavía estoy esperando a que me contesten.

Ya como maestro, introdujo el teatro en la escuela. ¿Qué papel puede jugar?
El teatro debería ser una de las materias fundamentales de la escuela porque trabaja todo lo que tú puedas pensar: la memoria, la dinámica de grupo, la textura, aspectos psicológicos y cognitivos. No hay nada parecido al teatro como aspecto educativo. Mis años dorados fueron en La Aneja, donde está el actual Colegio Freinet, parecía que íbamos a cambiar las cosas.

También llevó a las aulas de la provincia el voleibol, deporte del que es entrenador...
Sí, el voleibol es el mejor deporte del mundo a nivel educativo porque no genera violencia y te obliga a jugar en equipo y a apoyarte en tus compañeros. Hasta Moisés Ruiz fue alumno mío, yo fui el culpable de que se metiera en ese mundo.

¿Juan Antonio Barceló amenaza con volver?
Tengo pendiente recuperar algunas de mis obras de teatro para la escuela. Son textos muy preparados y serios. En la Biblioteca Nacional tienen unos cuantos. En su momento los repartí entre los alumnos y me gustaría localizarlos y pedir el ISBN. También sueño con volver a montar algo de teatro, pero ahora con mis nietos.

Su padre, sus hermanos, usted mismo, su mujer y ahora sus hijos se han dedicado a la música, ¿qué pasa con su familia?
Sí, mi hija Albertina es profesora especializada en música y, además de tocar la flauta, hace una cosa especial: los electropoemas. Y Román es profesor del Conservatorio de Almería y tenor; antes de la pandemia tenía previstas varias actuaciones en Italia. La pequeña es la única que no se ha dedicado al mundo del arte aunque también ha hecho sus pinitos. Es enfermera en el Poniente.








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