Letanías por la muerte de Margarit

Recuerdo del paso por Almería del poeta catalán, que falleció hace unos días

El poeta Joan Margarit, en el sótano de La Dulce Alianza.
El poeta Joan Margarit, en el sótano de La Dulce Alianza.
Aníbal García
13:01 • 22 feb. 2021 / actualizado a las 13:19 • 22 feb. 2021

Letanía de la divina ausencia
Bandadas de gorriones han poblado, con sus chillidos ásperos y secos, el azul de esta tarde. Hoy llora la metálica certeza de la palabra muerte. La tristeza es metálica, la ceguera es metálica, la ausencia es metálica. Become yourself, susurra una voz femenina. Escucho L.I.T.A.N.I.ES., las doce letanías escritas por Nick Cave para esa ópera de Nicholas Lens. Where are you? Where are you? susurra Clara Lane en la primera letanía.




Letanía del primer encuentro
Así el violín. Así, el primer no encuentro: “Para Aníbal García, a través del mejor mensajero por el que puedo mandarle mis poemas, el amigo común José Francisco [Díaz], con un abrazo de su amigo común Joan Margarit. A veintiocho de abril de dos mil quince”. Así el violín. Así, el primer no encuentro. Más juntos de lo que supone nadie alzamos nuestras copas a la sombra del otro. I was a child arrived to be, her child, her child. Así Joan Margarit y yo.



Letanía del florecimiento
Yo sé que los recuerdos son mentira, pero no Joan. Su no ser, como él, es luminoso. La verdad es la luz. My first encounter, the light of she, a sun. Y también es verdad la poesía que sostiene los hilos de su historia. Pienso que la verdad es una flor inmarcesible. Por eso no he buscado más consuelo que la luz, la luz de la verdad, the light of she.






Letanía del sueño dormido
El manto de la noche abraza con sopor un pensamiento: la sombra de Margarit se alarga. He soñado la muerte del poeta. La tristeza ha venido a quebrantar un febrero anodino, las ramas del horror golpetean el cristal de la vida. Y no sé si creerlo. Waking horror, and the sleeping dream. Waking horror and the sleeping dream.



Letanía del anhelo
Hace daño la vida que se pierde. He buscado las fotos de aquel mes de febrero del año diecisiete. En la primera estamos Lafarque, Margarit y yo tomando en la barra del Amalia unos americanos. Joan sonríe a la cámara y pregunta por la bebida rosa. El resto de las fotos muestran a Margarit en pleno recital. (Suenas las campanas: I bow down, I bow down). No es tiempo de pérdidas prudentes, necesarias: es tiempo de llegar y no de irse.



Letanía de la fragmentación
Un violín agresivo. If you are there collect me, collect me, collect me. Desde mi sombra, levantan en silencio su vuelo dos urracas. Collect me.



Letanía de los abandonados
Una noche sin luna y este hombre que vino al mar para buscar la calma. La calma no nacida. Con la verdad de la poesía, Joan Margarit se marcha. La vida es como el mar que lo acorrala en puertos más lejanos cada vez. Confiesa que ha vivido, que ha tocado la noche con las manos. Me pregunto cúanta soledad le espera. I am alone, I am alone.


Letanía del recogimiento
Transporta el clarinete un diálogo entre Clara y Nicholas Lens. Así mi diálogo con la poesía de Joan. Un tránsito hacia el entendimiento. También la vida es para mí esta roca. Su forma de esperanza. Me recojo en sus versos, en el eco de sus conversaciones. La poética de la humildad.



Letanía de la transformación
The world entire, the world entire. Joan Margarit abre su libreta en la cafetería Cyrano. Sentados a la mesa él, José Andújar, Antonio Lafarque y yo. Joan recita y nos mira, espera correcciones. El maestro busca la palabra exacta, la clave de bóveda para abrir el poema al mundo. El mundo entero. The world entire.


Letanía del amor piadoso
Escribió Joan “La verdadera caridad da miedo. / Como la poesía: / por más bello que sea un poema / ha de ser siempre cruel. / No hay nada más. La poesía es hoy / la última casa de misericordia. I am holding you and I need you.


Letanía de los sin nombre
Joan Margarit se ha marchado. Pero ha dejado en su muro de fachada, como los antiguos constructores, unos sillares que sobresale al solar contiguo para que alguien, mañana, abrace su poesía y quede bien trabada. Joan Margarit es lo que está por venir. We are unnamed, We have no name.


Letanía de la divina presencia
Los gorriones anuncian la ausencia del poeta. Pocas cosas me hacen compañía. Y me embozo en los versos que tensan los tendidos de la luz donde ya nunca posará su hambre la libreta de Joan ni los gorriones. Wondrous world, wondrous world.


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