La coral de hombres y mujeres desnudos que pintó Ibáñez, portada de un libro

El mural de ‘La fraternidad universal’, obra de Andrés García Ibáñez para la que en el otoño de 2011 posaron desnudos 36 hombres y mujeres de Almería, sirve de portada a un libro que acaba de publicar la editorial Akal. El título es ‘Sexo y filosofía. El significado del amor’, lo firma el profesor Carlos Fernández Liria con ilustraciones de Miguel Brieva y constituye una iniciación a la filosofía a partir del sexo.

En plena campaña para las Elecciones Generales de 2011 en la que irrumpió la formación política Equo, de marcado carácter ecologista, militantes y simpatizantes del nuevo partido, así como personalidades de la cultura almeriense, posaron sin ropa para Andrés García Ibáñez en el museo que lleva su nombre en Olula del Río -actual Ciudad de la Cultura- donde ahora luce el lienzo en la sala 16. La idea era simbolizar el hermanamiento entre los seres humanos a través de una coral de hombres y mujeres que cantan el ‘Himno de la Alegría’ de la Novena Sinfonía de Beethoven, quien se inspiró en el poema ‘Oda a la Alegría’ de Schiller.

Tras la sesión secreta de fotos en la que Ibáñez retrató hasta el último detalle de la escena con vistas a configurar el lienzo gigante que es hoy y la publicación en exclusiva de la imagen por parte de LA VOZ, vinieron 157 largas jornadas de trabajo hasta que el pintor dio por terminado el cuadro. En el mismo encontró el sentido último de la excepcional partitura del maestro alemán: la idea de la hermandad e igualdad entre todos los seres vivos a través del amor y la fraternidad universales. Meses después se descubrió la obra en un acto que constituyó todo en acontecimiento cultural en la provincia.  

Ahora el libro ‘Sexo y filosofía rescata la imagen en su portada. El volumen parte de la premisa de que “eso a lo que llamamos ‘follar’ encierra profundidades metafísicas y existenciales abrumadoras y, sin embargo, no es una experiencia reservada a una elite de elegidos destinados a convertirse en catedráticos de estética, sino que es algo que todo el mundo ha experimentado y que, además, el pueblo ha reflexionado sin descanso en un sinfín de variaciones musicales, plasmadas en lo que llamamos canciones de amor”.

Para el autor de este ensayo, que es profesor de Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, hay que comenzar por los Chichos o por Conchita Piquer para que tenga sentido alguna vez entender a Hegel o a Schelling “sin que ello se convierta en una estafa del narcisismo académico”. “Sin tomarse en serio a los Chunguitos o al Tijeritas, no hay ninguna posibilidad de lograrlo con Derrida o con Badiou. Para entender cosas tan serias, hace falta haber corrido el riesgo de haber hecho algo serio alguna vez. Y pocas cosas más serias que el amor”, señala.