Antonia Quijano, ‘Nona’: Carboneras despide a una vecina muy querida

“Desprendida” y “llena de vitalidad”, ‘Nona’ colaboraba en la preparación de las fiestas

Antonia Quijano, ‘Nona’, falleció el pasado mes de junio.
Antonia Quijano, ‘Nona’, falleció el pasado mes de junio. La Voz
Antonio Carrillo
07:00 • 25 ago. 2020

En marzo del pasado año, falleció en Carboneras José Fernández García, maestro de numerosas generaciones de alumnos en  los colegios del pueblo, que trabajó durante muchos años en la preparación y celebración de una de las más importantes tradiciones de esta población almeriense: las fiestas de moros y cristianos, que tantas historias íntimas y humanas guardan de este rincón de antiguos y valientes pescadores. Y en el mes de junio de este año, falleció su esposa, Antonia Quijano Cabeza, Nona, mujer llena de vitalidad y desprendida con los demás, que también colaboró durante años en la preparación de las fiestas tradicionales del pueblo. En estas fechas en que Carboneras suele celebrar anualmente diversas actividades en honor a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, y en las que el pueblo honra a los pescadores desaparecidos en la mar,  la figura humana de esta andaluza amiga y singular, tan comprometida con las fiestas tradicionales de la localidad, se ensancha en nuestro recuerdo.



Servicio a los demás



Nona, como a ella le gustaba que la llamaran, fue mujer de fuerte personalidad, con clara conciencia de su función social  y con una desinteresada idea del servicio a los demás; si alguna persona amiga o simplemente conocida que viviese fuera de Carboneras necesitaba algo del pueblo –una información, un documento, la aclaración de una noticia…-, no tenía nada más que acudir a Nona, con la seguridad de que obtendría respuesta rápida y satisfactoria.



Como su esposo, Antonia Quijano fue gran defensora de las actividades culturales del pueblo, de su historia y de sus tradiciones. Es posible que dejara a medio escribir una “Historia de Carboneras” a la que hizo referencia durante un tiempo en nuestras conversaciones telefónicas y  que quizás no hubiera publicado nunca porque, según sus propias palabras, no quería que “nadie del pueblo llegara a molestarse por algún detalle”.



Durante los años que dediqué al estudio del mundo de los pescadores antiguos oriundos de Carboneras, mantuve numerosísimas conversaciones con ella. Fue, junto a varios descendientes de antiguas familias de pescadores (entre ellos Ramón Aguado), mi principal interlocutora para la aclaración de noticias o para obtener información sobre aspectos de la vida del pueblo que ella conocía  como nadie. Uno de sus temas preferidos en relación con los marineros del pueblo fue el del hundimiento del vapor Martos en aguas de Trafalgar en 1910.  En un artículo que publicó en 2009 en el periódico local Campomar encontré una de las pocas referencias escritas a este hecho dramático, que, más allá de las numerosas crónicas periodísticas aparecidas en los días posteriores al suceso, no había tenido en Almería el tratamiento que se merecía por su importancia para la historia de Carboneras y de los pescadores andaluces que todos los años acudían a las almadrabas atlánticas; en el naufragio del buque español (tras chocar  con un vapor alemán en medio de una espesa niebla) perecieron numerosos pescadores de Carboneras y Cabo de Gata, que regresaban a Almería una vez acabados los trabajos almadraberos. Nona, de la manera más noble y desinteresada, estuvo siempre ansiosa de encontrar nuevos datos aclaratorios sobre este terrible suceso.



Carboneras



La figura humana de Antonia Quijano, Nona, me aparecerá siempre estrechamente ligada a una relación personal con Carboneras que ya era profunda desde mi infancia por provenir de antiguas familias de pescadores criados en las jábegas que trabajaron por las orillas del pueblo. Y me aparecerá también vinculada a mis dos libros sobre los pescadores de este lugar mítico de la costa almeriense; la encontré principalmente en todo el recorrido geográfico y sentimental de Pescadores del Sur. Orillas de Carboneras, allá donde iba a presentar mi libro: Carboneras, Almería, Punta del Moral… Su relación con familias de pescadores de este último lugar, descendientes de los pescadores de Carboneras que fueron acudiendo a las almadrabas de Isla Cristina desde principios del siglo XX, fue también  estrecha y familiar.  



Desde este rincón de Sevilla, desde el que tantas veces hablamos de los pescadores antiguos del pueblo, vuelvo hoy a recordar a Nona, que en paz descanse, y a mostrar mi agradecimiento más sentido y profundo. 


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Antonio Carrillo, autor de este artículo, es escritor


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