Evaristo Martínez
01:00 • 20 nov. 2011
Ayer, cuando era pequeño, su padre le ponía de fondo la banda sonora de “El último emperador” mientras él jugaba con sus Clicks de Playmobil. Hoy, cuando la treintena aún se ve con cierta calma, él es quien presta la música a las historias que otros cuentan tras la cámara.
Ángel Salazar (Almería, 1984) se ha convertido en el compositor de referencia para los cortometrajistas de la provincia. Ya ha firmado más de veinte bandas sonoras (además de piezas para obras teatrales) y en el próximo festival “Almería en Corto” tres de los seis trabajos seleccionados de cineastas almerienses llevan su sello: “El ingenio”, “Jude” y “Therion”.
La afición al séptimo arte le viene de familia. Su padre, bombero, era requerido en los rodajes después de secuencias con grandes dosis de efectos especiales. “Trabajó con Steven Spielberg en “Indiana Jones y la última cruzada” y guarda autógrafos de Sean Connery”. Él le llevó por primera vez a una sala de cine a ver, precisamente, una película filmada en esta tierra, “Las aventuras del barón Münchausen”. Por eso, el apellido del peculiar noble le ha servido en ocasiones de nombre artístico. “Ahora es Ángel Salazar lo que figura en los créditos, suena más serio”.
También ha heredado la pasión por la música. “Siempre ha estado ahí, desde que tengo uso de razón: para mí, es un lenguaje más. Escuchaba música como escuchaba hablar a mi familia, y aprendí de forma natural, como aprendí a escribir y leer”.
Un feliz encuentro
Con estas credenciales en su currículum era más que lógico el encuentro. “Me encanta la música y me encanta el cine, así que era inevitable que antes o después los juntara. Ahora me estoy haciendo un hueco importante en el mundo de la música de cine en Almería y quiero que alguien me siga, me apetece tener competencia porque así me voy a motivar más”, confiesa.
Bajo su aspecto aniñado y su flequillo revuelto y alegre, a lo Tintín, se esconde un joven emprendedor, reflexivo y consciente del valor del esfuerzo. Tras estudiar Bachillerato Artístico en la Escuela de Arte ha trabajado en radio, de pintor, de camarero, de repartidor de publicidad y durante los últimos cuatro años como recepcionista en el Hotel La Perla, lo que le ha servido para mejorar en los idiomas. “No quiero trabajar para nadie, así que me busco las castañas. Si es en la música, mejor; si no, como se pueda. Ahora es difícil buscar trabajo, hay que crearlo”.
Tras pasar por formaciones como De Bar en Bar y Obsidium, y tras llamar a varias puertas, el cine tocó a la suya. “David Fenoy y Javier Hidalgo buscaban un músico para un corto, “Ángeles”, y yo buscaba ampliar fronteras, así que se juntó el hambre con las ganas de comer”. Después llegó “Estela”, de David Turpín, el corto que ganó el Maratón 48x3 de “Almería en Corto” en 2009. “Sin pretenderlo hice uno de los mejores temas que he compuesto en mi vida. En el certamen de Posivideo hicieron mención especial a la banda sonora y ahí fue cuando empecé a tomármelo más en serio”, recuerda.
Otro punto de inflexión fue el último certamen “Cuéntalo en 90 segundos” que organiza la Escuela de Imagen y Sonido. “Compuse seis bandas sonoras para otros tantos cortos, y fueron premiados tres: “Jude”, “Exit” y “Kissing the war goodbye””. Y así hasta llegar a “El ingenio”, “un trabajo más complejo por exigencias de la directora” y para el que ha vuelto a ser talismán: el filme, producido por 29Letras, ya suma un galardón, el premio RTVA en el certamen “Ciudad de Antequera”.
Sobre su forma de componer, defiende una idea: “La música en los créditos es la más importante, es el momento de reflexión del público. Por eso quiero que los directores tengan claro lo que quieren transmitir”. Y entre sus referentes cita a Hans Zimmer (“”Origen” es de lo más bonito que he oído en los últimos años), Alexandre Desplat, Michael Nyman, Ennio Morricone o Danny Elfman. “Mi meta es llegar a ser como ellos, rodeándome de gente mejor que yo y mirando siempre hacia delante, diciendo que sí a todo: el que no arriesga, no gana”.
Ángel Salazar (Almería, 1984) se ha convertido en el compositor de referencia para los cortometrajistas de la provincia. Ya ha firmado más de veinte bandas sonoras (además de piezas para obras teatrales) y en el próximo festival “Almería en Corto” tres de los seis trabajos seleccionados de cineastas almerienses llevan su sello: “El ingenio”, “Jude” y “Therion”.
La afición al séptimo arte le viene de familia. Su padre, bombero, era requerido en los rodajes después de secuencias con grandes dosis de efectos especiales. “Trabajó con Steven Spielberg en “Indiana Jones y la última cruzada” y guarda autógrafos de Sean Connery”. Él le llevó por primera vez a una sala de cine a ver, precisamente, una película filmada en esta tierra, “Las aventuras del barón Münchausen”. Por eso, el apellido del peculiar noble le ha servido en ocasiones de nombre artístico. “Ahora es Ángel Salazar lo que figura en los créditos, suena más serio”.
También ha heredado la pasión por la música. “Siempre ha estado ahí, desde que tengo uso de razón: para mí, es un lenguaje más. Escuchaba música como escuchaba hablar a mi familia, y aprendí de forma natural, como aprendí a escribir y leer”.
Un feliz encuentro
Con estas credenciales en su currículum era más que lógico el encuentro. “Me encanta la música y me encanta el cine, así que era inevitable que antes o después los juntara. Ahora me estoy haciendo un hueco importante en el mundo de la música de cine en Almería y quiero que alguien me siga, me apetece tener competencia porque así me voy a motivar más”, confiesa.
Bajo su aspecto aniñado y su flequillo revuelto y alegre, a lo Tintín, se esconde un joven emprendedor, reflexivo y consciente del valor del esfuerzo. Tras estudiar Bachillerato Artístico en la Escuela de Arte ha trabajado en radio, de pintor, de camarero, de repartidor de publicidad y durante los últimos cuatro años como recepcionista en el Hotel La Perla, lo que le ha servido para mejorar en los idiomas. “No quiero trabajar para nadie, así que me busco las castañas. Si es en la música, mejor; si no, como se pueda. Ahora es difícil buscar trabajo, hay que crearlo”.
Tras pasar por formaciones como De Bar en Bar y Obsidium, y tras llamar a varias puertas, el cine tocó a la suya. “David Fenoy y Javier Hidalgo buscaban un músico para un corto, “Ángeles”, y yo buscaba ampliar fronteras, así que se juntó el hambre con las ganas de comer”. Después llegó “Estela”, de David Turpín, el corto que ganó el Maratón 48x3 de “Almería en Corto” en 2009. “Sin pretenderlo hice uno de los mejores temas que he compuesto en mi vida. En el certamen de Posivideo hicieron mención especial a la banda sonora y ahí fue cuando empecé a tomármelo más en serio”, recuerda.
Otro punto de inflexión fue el último certamen “Cuéntalo en 90 segundos” que organiza la Escuela de Imagen y Sonido. “Compuse seis bandas sonoras para otros tantos cortos, y fueron premiados tres: “Jude”, “Exit” y “Kissing the war goodbye””. Y así hasta llegar a “El ingenio”, “un trabajo más complejo por exigencias de la directora” y para el que ha vuelto a ser talismán: el filme, producido por 29Letras, ya suma un galardón, el premio RTVA en el certamen “Ciudad de Antequera”.
Sobre su forma de componer, defiende una idea: “La música en los créditos es la más importante, es el momento de reflexión del público. Por eso quiero que los directores tengan claro lo que quieren transmitir”. Y entre sus referentes cita a Hans Zimmer (“”Origen” es de lo más bonito que he oído en los últimos años), Alexandre Desplat, Michael Nyman, Ennio Morricone o Danny Elfman. “Mi meta es llegar a ser como ellos, rodeándome de gente mejor que yo y mirando siempre hacia delante, diciendo que sí a todo: el que no arriesga, no gana”.
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