Detrás de la pantalla (XIV): Récord de disparos

Álvaro Hernández
17:44 • 16 may. 2020 / actualizado a las 07:00 • 17 may. 2020

Compartía hace unos días un viejo tuitero al que algunos recordamos como ‘Miguelito’ la historia de Carlos Hathcock, el hombre que ostentó durante casi 40 años un curioso récord: este francotirador yanqui, de Arkansas, fue capaz de alcanzar el objetivo más lejano de la historia (más de 2 kilómetros), logro que fue suyo hasta que un canadiense consiguió batirlo en 2002.



Eso me hizo recordar dos cosas: durante esta cuarentena, estoy consiguiendo ponerme al día con esas películas que siempre quise ver y jamás disfruté y una de ellas fue ‘El francotirador’, de Clint Eastwood; la otra cuestión es  que, a lo tonto, todos llevamos un buen puñado de disparos en estos más de dos meses de final del mundo.



Como comentaba con mi admirado Dani Valverde hace un rato, estamos en una montaña rusa emocional (pero no sabemos cuándo parará la atracción el feriante que nos ha tocado en suerte).



Cada uno tendrá su lista de disparos sufridos (y también los dados) y, por poner un ejemplo rápido, desde mi pantalla esta semana se ha sufrido uno irreparable: a mi vecina, amiga y maestra de letras Marta Rodríguez se le han acabado las páginas de su diario y ahora encuentra pocas papelerías abiertas y con escaso material.



Pero no todos los disparos te dejan así de vacío, que hay otros que te llenan.



Ahora, por ejemplo, se dispara mucho con la mirada, que es lo poco que deja la mascarilla: las miradas de ahora te dicen hasta el horóscopo, si es necesario. Y hay miradas que son directamente un disparo de dopamina, que lo mismo te mata, pero sabe a pura vida.



Otros disparos son musicales. Escuchar en bucle lo último del puertorriqueño Residente es comprar munición para luchar contra la desesperanza; oír en un día de mierda que “sin ti todo luce más bello” cantado por Alice Wonder es sentirse como un cerdo revolcándose en el barro del desánimo.



En cualquier caso, se aconseja disfrutar de la montaña rusa e incluso de los disparos. 


Nunca creí que todo esto fuera a sacar lo mejor de nosotros mismos pero, al menos, nos abrazamos de forma furtiva antes de que el mundo se acabe. 


Quizás,en realidad, ahora es cuando todo empieza. 



Temas relacionados

para ti

en destaque