Asalto al consulado Nazi

Almería fue testigo en 1936 de un robo en la embajada de los alemanes

Sello nazi en una carta recibida en Almería.
Sello nazi en una carta recibida en Almería. La Voz
Juan Francisco Colomina
07:00 • 09 dic. 2019

Cartagena, 24 de noviembre de 1936. Un grupo de milicianos anarquistas asaltan la residencia del embajador alemán en Cartagena y encuentran una gran cantidad de armas y coches sin matricular así como documentación sobre las operaciones de guerra en el lado republicano. Rápidamente se propagan las noticias y varias embajadas más son asaltadas en distintos puntos de la geografía republicano.



Almería, 9 de enero de 1940. A la mesa del Gobernador Civil de la provincia llega un sobre cerrado y sellado con el símbolo nazi y la inscripción “Deutsches Vizekonsulat in Almeria” y el símbolo del águila sobre la esvástica. Se trata de una petición y un inventario del Vicencónsul alemán de Almería, Carlos Bohlmann, acerca de un robo en la embajada y en la empresa alemana Prinz, Bohlmann & Remmers S.A. en noviembre de 1936. La embajada estaba situada en la calle Queipo de Llano número 34 (llamada Mariana Pineda durante la II República y que corresponde con la actual calle de la Reina) y servía tanto para la residencia oficial del vicencónsul como de sede social de la empresa exportadora. 



El vicecónsul solicita al gobernador civil que dé con el paradero de todos los enseres y pertenencias, tanto de su mujer como las propias y las de la empresa uvera y minera que él mismo gestionaba. Avisa que el teniente de asalto Juan Fenoy, encarcelado en ese momento en la cárcel del Ingenio, es conocedor del paradero de todos los objetos al ser el cabecilla del asalto, objetos que fueron trasladados desde Almería hasta la localidad granadina de Caniles. 



La Prinz, Bohlmann y Remmers S.A. fue una empresa exitosa dedicada a la exportación fundada por otro cónsul alemán en Almería, Hugo Prinz.  Su actividad comercial pilotaba entre la uva de mesa y la explotación del plomo. Desde los años veinte su sede comercial estaba situada en la citada calle de la Reina y compartió la misma casa que el consulado alemán en Almería, al menos durante la República.



En el momento del asalto la empresa contaba entre sus posesiones varios cuadros de paisajes alemanes de gran valor artístico cedidos por el gobierno aleman en la década de los veinte, así como el material típico de una oficina: máquinas de escribir, dos mesas de nogal exportadas de Bohemia y un archivo (y he aquí lo interesante) con los nombres de todos sus trabajadores con información confidencial sobre su filiación política y actitud frente a la guerra.



Arrasaron



Esta información también fue encontrada en la misma residencia del vicecónsul alemán. Los asaltantes arrasaron con todos los enseres de la embajada, como se lamenta Carlos Bohlmann, que afea que se llevaran hasta la ropa íntima de su esposa y enseres de valor personal: un barómetro con termómetro, un estuche con cucharas y tenedores de plata, tres cuadros de castillos de artistas alemanes de incalculable valor, un crucifijo de marfil de notable talla y toda serie de objetos cotidianos y personales, como el álbum de fotos familiar. Del propio consulado los asaltantes detrajeron esa valiosa documentación y toda suerte de enseres y propiedades del gobierno alemán. 



Este asalto al consulado pone de manifiesto hasta qué punto el gobierno nazi sostuvo una política de colaboración con el bando franquista desde posiciones en la retaguardia republicana a través de las empresas que operaban en suelo republicano. No sabemos qué pasó finalmente con los enseres del consulado y de la Prinz, Bohlmann y Remmers S.A. pero la policía franquista inició un proceso de investigación que se saldó con la detención de tres personas que fueron encarceladas en el campo de concentración de Viator y con el teniente de asalto Juan Fenoy condenado a 12 años de prisión por varios delitos, entre ellos el de asalto. 


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