Al borde del AFA en Sorbas

Entre un meandro del río Aguas, luce sobre una meseta-isla el pueblo de Sorbas. Sus casas colgantes trazan su estampa sobre el AFA, el límite donde todo acaba o t

Pedro Soler, el protagonista de este primer ‘Paseo con-sentido’, con Sorbas al fondo.
Pedro Soler, el protagonista de este primer ‘Paseo con-sentido’, con Sorbas al fondo.
Mar de los Ríos
21:50 • 11 jul. 2016

Si tengo que encontrar un punto de partida en esta paseo, allí está mi madre (María Flora Porras, 1938) Nació en Sorbas, junto con sus cuatro hermanas. Como todos los  sorbeños lleva a gala esta circunstancia, aunque ella la haya alimentado desde el ámbito de la nostalgia, esa que llena su poesía.




No consigo del todo encasillarte, en los recuerdos más felices de mi vida, porque, me dueles, Sorbas, me dueles, como duele el vinagre en las heridas...




Los olores de un campo fértil, un río ubérrimo en agua, ranas y chiquillos, su hermoso cortijo al borde del cauce con dos altos pinos y una balsa donde se hizo una experta nadadora. Su imaginario vive impregnado de los elementos genuinos de Sorbas: horno, arcilla, celindo, cera, incienso, embutido… o el bullicio de la tienda de su padre un día de mercado…




La dejo navegando entre sus estrofas en sepia bien rimadas, para irme en busca de un superviviente, un artista con quien pueda pasear desde el pasado, pero desgranando el presente y quizá podamos soñar juntos con el futuro. 




Pedro Soler (Sorbas, 1944) Fue también un niño feliz de los muchos que bajaban entonces la cuesta de las alfarerías a la carrera, rumbo al colegio cada mañana. También tiene impregnada el alma de antaño, pero ha construido con cada piedra del camino el pavimento por el que transita su obra y su vida. Porque Pedro ha tocado todos los palos del arte, aunque si me permite la licencia, Pedro Soler es sobre todo un gran artista plástico. 




Y juntos nos asomamos al AFA que lo contiene todo, también a él. 




En un pueblo con una riqueza: histórica, etnográfica, paisajística, artesanal y artística digna de observancia, ha tenido capital importancia un movimiento cultural que nace con la generación de jóvenes de los años sesenta del siglo XX.




Para Sorbas existe un antes y un después marcado por el surco convertido en herida que la segregación de Níjar de su territorio supuso en 1964. El movimiento migratorio  sacude entonces con fuerza también a este municipio. Barcelona, Alemania, Madrid…, los jóvenes que poblaban los núcleos y los numerosos cortijos de Sorbas quieren progreso. Pero en los setenta muchos de ellos regresan, aunque sea de manera estacional y traen con ellos diferentes inquietudes culturales que, durante las siguientes décadas ponen en movimiento al Sorbas moderno, cristalizando con la creación de la Sociedad de Amigos de Sorbas, en el año 2000, de la que en la actualidad Pedro es su presidente. Su mayor logro: la publicación ininterrumpida de la revista cultural ‘EL AFA’ que recopila de manera muy profesional y colorista el alma de este pueblo, descrita por todo aquel que ha querido asomarse al vértigo del límite y gritar con fuerza en su propio lenguaje.


En la actualidad Pedro Soler vive en Sorbas en una de esas casas colgantes, donde volvió definitivamente, tras ser uno de aquellos jóvenes que convirtió Barcelona en su ciudad durante cuarenta y dos años.


Retrato de antaño
Cuando le pido a Pedro Soler que me haga un retrato verbal de la Sorbas de antaño, como todos los que he visto en su acuarelas y lienzos a lo largo de mi vida,  estampas de oficios perdidos, de burros con aguaderas, me dice que para él Sorbas representa la felicidad de la infancia, sustentada en las alfarerías (unas diez o doce entonces) y descubrir el poder del lápiz en su mano. Pero me confiesa que no tiene ninguna nostalgia del pasado, porque nunca dejó de ir de la mano de la realidad de su pueblo, con el que ha evolucionado. Cuando supo del nacimiento de la revista ‘EL AFA’ desde Barcelona, se puso a su disposición con entusiasmo, pero sin mucha fe en su continuidad, sabedor de todas las trabas que surgen en los proyectos culturales. Hoy, dieciséis años después, se congratula de seguir en su equipo editorial con ilusión renovada. 


Pintor, ceramista, decorador, poeta, narrador, cantante y bailarín folk en los últimos tiempos, con turné incluida por la comarca (La cuadrilla del maestro Gálvez), podemos decir que a Pedro definitivamente le sienta de lujo la edad dorada; que constituye un ejemplo de supervivencia cultural intergeneracional envidiable.


En nuestro paseo sereno, somos capaces de reconocer en Sorbas un municipio donde los años de depresión más severa hicieron mella en el patrimonio arquitectónico y urbanístico, como en casi toda Almería y provincia. La conservación y recuperación de lo propio es un fenómeno tardío, casi actual. Sin embargo los importantísimos descubrimientos espeleólogos en los llamados Karst de Sorbas, la frágil riqueza medioambiental, hoy puesta en un aprieto en el Paraje del río de Aguas y la explotación de las canteras de yeso, son los puntos de apoyo de la realidad del Sorbas actual. Pedro echa en falta una recuperación decidida de la tradición alfarera de su pueblo, muy mermada en la actualidad, a la que le vendría muy bien un museo de la cerámica. 


Bocado poblacional
A pesar de que Sorbas nunca se recuperó de aquel bocado poblacional de los años 60, sí es verdad que ha experimentado un movimiento de inmigración significativo. Entre sus cortijos, pedanías y núcleo principal, conviven familias de diferentes países del mundo, que han hecho de Sorbas su patria. 


Un pueblo de profundas tradiciones de las que se puede disfrutar en todos sus eventos anuales, como una Semana Santa de raigambre levantina o una banda de música de altura (la Santa Cecilia). 


Un municipio que mantiene su colegio y su instituto de secundaria, es un pueblo con las constantes vitales en orden, pero que debe de permanecer atento a las vitaminas de crecimiento que llegan, casi todas con olor a sal, del que nunca quiso despegarse, digan lo que digan las lindes territoriales.


Quién sabe hacia dónde vamos, yo ya no estaré para verlo, me dice Pedro a modo de despedida, pero espero sinceramente que las semillas culturales que se han plantado, crezcan fuertes, que se olviden las diferencias, cuando un buen proyecto incluya al Sorbas del futuro.


Pedro Soler ha realizado a lo largo de su carrera exposiciones en varios países de Europa y América Latina. Destaca su exposición en Varsovia en 2014; un espectacular mural de cerámica sobre la violencia de género, encargado por el ayuntamiento de Sorbas y Diputación este mismo año e instalado en el ayuntamiento. Acaba de exponer su última serie en una galería de Agua Amarga.



Temas relacionados

para ti

en destaque