Crónicas del ayer: los ladrones que se llevaron 200 kilos de oro de un hotel

El mayor robo de joyas

200 kilos de oro se llevaron unos ladrones de un hotel.
200 kilos de oro se llevaron unos ladrones de un hotel. Pixabay
José Ángel Pérez
19:49 • 27 nov. 2022 / actualizado a las 19:50 • 27 nov. 2022

Van pasando los años y sigue sin esclarecerse el impresionante robo de joyas cometido en un conocido hotel de la capital el 20 de agosto de 2003 en plena Feria de Almería del que fue víctima un joyero murciano al que le sustrajeron cuatro maletas -muestrarios conteniendo piezas de oro y alhajas valoradas en unos 200 millones de euros alrededor de unos 200 kilos de joyas depositadas en su habitación del hotel.



Los ladrones aprovechando la ausencia momentánea del viajante, en un corto espacio de tiempo, poco más de media hora lograron reventar la puerta de la habitación del hotel desapareciendo sin dejar ningún tipo de rastro. El empresario propietario de una joyería en Murcia fue el protagonista involuntario de uno de los robos más complejos que se han producido en Almeria durante el pasado siglo XX . Los muestrarios, que tenían un peso aproximado de 50 kilos cado uno, se encontraban en la habitación del establecimiento hotelero en la que se alojaba el empresario de joyería.



La mañana del 29 de agosto, el joyero y su ayudante se desplazaron a Roquetas donde se entrevistó con diversos clientes y expositores de aquella localidad. Según sus declaraciones regresaron a la capital sobre la una y media de la tarde, hora en que tras aparcar el vehículo dejaron las maletas en la habitación del hotel y posteriormente tras encender el televisor para dar la sensación de que la habitación no estaba sola, bajaron a comer a un restaurante de la Plaza Flores, regresando de nuevo al hotel pasadas las dos de la tarde.



Al intentar abrir la puerta de la habitación 174, el joyero se quedó paralizado. La puerta estaba entornada y la cerradura había sido violentada. Aparentemente todo estaba bien. La cama no estaba deshecha, los armarios no habían sido registrados, pero las maletas habían desaparecido. Los cuatro muestrarios iban repletos de joyas de oro de ley, genero de diseño e incluso algunos diamantes de decoración. No obstante, un elevado porcentaje de estas joyas son fáciles de fundir, ya que se trataba de colgantes, brazaletes, anillos y sortijas de oro fino.



De inmediato el joyero dio la voz de alarma y en pocos minutos varias dotaciones del 091 la zona de la plaza Flores y Hernán Cortes al tiempo que se inspeccionaba minuciosamente el edificio del hotel. En pocos minutos todo se llenó de policías uniformados y de paisano. Las preguntas se disparaban. ¿Quién pudo cometer un robo de tal magnitud y como habían logrado los ladrones salir impunemente?



La sospecha generalizada fue que el viajante fue seguido por al menos cuatro personas durante toda la mañana controlando sus movimientos y aprovecharon su salida para almorzar y romper la cerradura de la habitación sin ruidos ni que sus movimientos fuesen detectados por los empleados o clientes.



Otra de las preguntas que entonces se hacía el joyero era saber cómo salieron del hotel los ladrones con tan voluminosa carga- cada maleta pesaba unos 50 kilos- sin que nadie les viera, lo que para muchos reforzó la suposición que los delincuentes podrían tener algún vehículo dentro del parking del propio hotel. Esta hipótesis se descartó igual que los delincuentes escaparan a través de la ventana de la habitación. La conclusión final es que los ladrones salieron por la puerta de emergencia del edificio.



El robo encierra muchas incógnitas que no fueron despejadas. Todo apuntaba a que los autores habían planeado minuciosamente “el golpe” y venían controlando al joyero desde hacía cierto tiempo tratándose de auténticos y expertos profesionales que no dejaron ningún tipo de rastro durante la acción.


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