Cristóbal Cervantes, entre olas y ondas

Para concluir la semana de 'Entrevista con vistas' tengo el placer de reencontrarme con mi amigo y compañero de la radio, Cristóbal Cervantes. Casi coincidentes en nuestros inicios, Cristóbal lanzó sus primeras palabras al éter con sólo 15 años en Radio Juventud de Almería. No hizo falta que Willy, Juanjo o José Ángel pusieran a prueba a aquel niño con las consabidas aptitudes de dicción, soltura y espontaneidad; una conversación con Cristóbal ya adivinaba sus innatas cualidades, que le conducirían al estrellato en las ondas. 

Radio Miramar (Barcelona) fue su consagración como también lo fue con los apellidos más rutilantes con los que compartió espacios radiofónicos: Otero, Del Olmo, Herrera, Caparrós, Torrijos… “¡Ay, Barcelona! Aquella Barcelona era otra cosa”. Cervantes recuerda ese ambiente cosmopolita, culto, vanguardista y amable. Se le advierte cierto brillo en los ojos; quizá una mezcla entre los gratos recuerdos y el devenir hacia una realidad actual que le contraría enormemente. En fin, ya saben.

Navegamos a bordo del “Sherry”, imponente velero patroneado por Juanjo Fernández y su esposa Eu. Juanjo es un consagrado marino que atesora gestas como la Vuelta al Mundo (Fortuna) y el paso por el Cabo de Hornos, lo que le otorga singulares ventajas como lucir zarcillo, mear por barlovento y permanecer cubierto en presencia real; son cosas de la antiquísima tradición marinera. Excuso decir que, especialmente en lo relativo a la micción, no hubo lugar a practicar tales tradiciones. Pero sí tuvimos oportunidad de saborear el espíritu de la navegación desplegando el foque (génova). Ahora, la conversación discurre entre la calidez de la voz de Cristóbal y el suave rompiente del tajamar.  

Cervantes no sólo ganó su prestigio como radiofonista y comunicador, también es un nombre indispensable para presentaciones, galas y certámenes diversos. Sin embargo, adivino que donde encuentra un especial acomodo es como pregonero. Ha pregonado la Feria de Almería, el Pregón de la Virgen del Mar, Semana Santa y fue Rey Mago. De esta última experiencia guarda unos imborrables recuerdos que le trasladan a su infancia despertando esa ilusión e inocencia de aquel niño que, desde Garrucha, fue a nacer en Almería (Hospital 18 de Julio) y, desde entonces, jamás renunció a los lazos que le afianzan a su tierra.

“Cómo ha cambiado Almería: la ciudad, la provincia… todo me parece una tierra de ensueño que exige el trato más cariñoso y amable que, sin duda, se merece”. “La Feria de Almería ha ganado mucho tras esos cambios de ubicación para asentarse en un recinto moderno”. Por cierto, como devoto de nuestra Patrona, indica su perplejidad por no incluir la Procesión de la Virgen del Mar en el Programa Oficial de Feria, “sólo aparece en el apartado de cultos religiosos, pero no en el programa principal. Espero que esto cambie, ¡eh, Diego!”.

Me cuenta Cristóbal que no sólo ha realizado programas tipo magazine y entrevistas, también destaca uno llamado “Nada de política”, entrevista practicada a un/una político en la que no se habla nada de política (¿?). ¡Cristóbal, eso es imposible!, le espeté con absoluta incredulidad. “Ya me dirás qué sustancia o que camisa de fuerza administrabas para evitar el parraque”. “Bueno, Antonio, no es cierto del todo. Al final de la entrevista un periodista invitado le formulaba una pregunta y el político se explayaba”. ¡Acabáramos!, ahora lo entiendo.

Dejamos al margen otros asuntos para evocar nuestras experiencias personales en esta bendita profesión; profesión que hemos visto evolucionar dramáticamente en la técnica, pero subyace la esencia de la comunicación directa. “La radio es la verdad de la comunicación. La gente cree en la radio y se cree lo que dice la radio como medio de prestigio. La palabra delata si existe o no sinceridad”. 

Ponemos rumbo al Club de Mar. Y quisiera agradecer a los armadores Miguel Ángel, Mariano, Montiel y Juanjo su interés para hacer placentera la travesía de nuestros invitados, así como la transmisión de su pasión por la náutica. Espero que haya servido de aliciente para que despierte esa chispa de pasión por la mar; siquiera, como la pasión que pone Cristóbal Cervantes en su profundo amor por la radio y su tierra.