La afición que tomó Madrid se quedó sin voz y lágrimas

La UDA sube a primera rodeada de miles de aficionados

Carmen Álvarez
10:18 • 30 may. 2022

Son las cinco de la tarde y en Madrid ya se percibe el ambiente futbolero teñido de rojiblanco. Y no, ese ambiente no tiene nada que ver con lo sucedido en París con la Champions ni tampoco los colores rojo y blanco están relacionados con el equipo de Simeone. Ayer, una ciudad del sur de la región madrileña fue testigo de uno de los momentos más esperados por la gran mayoría de los almerienses: el ascenso a Primera División de la U.D. Almería. 



Un domingo en el que miles de aficionados decidieron viajar a Leganés para apoyar a su equipo. La semana pasada la capital almeriense ya estaba preparada para ese esperado ascenso. Fiesta en la periferia del Estadio de los Juegos del Mediterráneo, pancartas colgadas por todas las farolas, banderas en los comercios y balcones… Pero el Almería tuvo que sufrir y esperar hasta el último momento y, no solo eso, sino depender de otros equipos para alcanzar ese esperado sueño. Quién dijo que a los almerienses no nos gustan los retos y el nudo en la garganta hasta el final. Y así fue… 



La previa comenzó cuando los aficionados llegaron al Estadio Municipal de Butarque, en Leganés. El azul que revestía el campo poco se veía con la gran cantidad de camisetas y bufandas rojiblancas. Ambiente familiar, como somos los almerienses. Familias completas, pandillas de amigos y abuelos que decidieron llevar a los pequeños de la casa a ver un partido histórico en el que el Almería aspiraba a volver a ser un equipo de Primera División. La emoción se palpaba alrededor de todo el estadio. Con vítores y cantos recibían los aficionados al equipo de Rubí alrededor de las seis y media de la tarde. 



Poco después llegaba Turki, el ministro árabe que apostó por el Almería y que ha vuelto hacer soñar a este equipo. Con camiseta como cualquier otro aficionado, una vez dentro del campo decidió hacerse fotos con todo aquel que se lo pidiese y ver el partido entre la afición, rodeado de todos los que cada fin de semana están cerca de Almería ya sea en los partidos en casa o en los que toca jugar fuera. 



Con el pitido inicial del partido comenzó la tensión y, con ella, los nervios a flor de piel. El Almería no podía permitirse una derrota y, si ocurriese un empate, tendría que depender de otros equipos. Así que la vista no solo estuvo puesta en lo que se estaba disputando en Leganés, sino también en el Alcorcón-Eibar, cuyo resultado fue 1-0. Los dos goles del Almería (Ely y Sadiq) no se cantaron tanto como el del Alcorcón. A pocos minutos del final del partido, con un 2-2 en el marcador, ese gol del equipo madrileño dio la victoria al Almería. Segundos de tensión previos al pitido final. El banquillo en pie; la grada eufórica.



Y con el final, las lágrimas y la emoción. Los jugadores se volcaron con la afición, que se marchó del estadio sin voz de tanto cantar, sin lágrimas de tanto llorar y con la mejor sensación que puede tener un aficionado del fútbol: ver a su equipo ganar. Ahora sí que sí, el Almería ya es de Primera y su afición, también. 





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