La Fábrica, una ventana abierta al Valle del Almanzora

Un restaurante de nuevo cuño que promete un ambiente acogedor y tranquilo

Interior del restaurante La Fábrica, en la pedanía Los Lobos de Cuevas del Almanzora.
Interior del restaurante La Fábrica, en la pedanía Los Lobos de Cuevas del Almanzora. La Voz
Antonio Fernández
19:23 • 08 dic. 2024

La búsqueda de nuevos establecimientos para satisfacer el ansia de nuevas experiencias gastronómicas nos acerca en esta ocasión al Restaurante La Fábrica, ubicado en la pedanía de Los Lobos, en el municipio de Cuevas del Almanzora. Las actuales dificultades en el acceso, debido a obras en la carretera Cuevas-Pulpí, se disipan cuando se alcanza la cima del cerro en que se ubica, junto a la fábrica alimentaria abierta en este paraje cuevano.



Impulsado inicialmente por la misma empresa que decidió rehabilitar la vieja fábrica que había en ese lugar, el restaurante ha cambiado de gestores en los últimos tiempos y, aún manteniendo la estructura del original, se ha reforzado la apuesta por un establecimiento amable, tranquilo y con unas vistas espectaculares.



Porque el establecimiento se encuentra en un punto elevado que permite, tanto desde el interior como desde sus amplias terrazas, asomarse a una panorámica completa del Valle del Almanzora, trasladando con ello a sus clientes una sensación de relajación y de un cierto alejamiento de lo que se suele calificar como el “mundanal ruido”.



La oferta gastronómica no desmerece el lugar y la carta, sin ser demasiado amplia, ofrece un recorrido por muchos de los productos locales, regionales y nacionales que hacen de la comida española una de las más apreciadas del mundo. La dirección pone a disposición de los visitantes cuidadas carnes, excelentes pescados y mariscos procedentes del cercano litoral y puertos como los de Garrucha y Carboneras, junto con ensaladas equilibradas y con una combinación de sabores muy elaborada.



Como cualquier restaurante que se precie no deja de lado los platos ‘de cuchara’ en los que legumbres, verduras, junto a carnes o pescados, buscan el equilibrio y se sumergen en esa Dieta Mediterránea que la UNESCO tuvo a bien declarar Patrimonio de la Humanidad.



Las opciones se completan con un muy buen surtido de postres, con especial relevancia para los que elaboran en sus propias cocinas. En ese caso no es mala idea dejarse aconsejar por el servicio; diligente y de excelente trato.



Uno de los indudables atractivos de La Fábrica es que se trata de un establecimiento en el que es agradable comer de una forma tranquila; la música de fondo es suave y el volumen ajustado para permitir las conversaciones y las sobremesas sin tener que recurrir a una  trompetilla para poder oír a tus compañeros de mesa.



El cierre de la visita se puede completar en la amplia terraza, ahora que el tiempo no es tan caluroso, degustando algún licor de esos que ahora se nombran como ‘digestivos’ o alguna copa ‘tranquila’ contemplando el Valle del Almanzora y, ya de paso, alargar ese momento hasta un magnífico atardecer.


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