La Cata ciega de Garrucha elige el mejor vino de España

El resutaurante Escánez acoge uno de los concursos enológico más prestigiosos del país

Ceremonia de la cata ciega celebrada en el restaurante Escánez de Garrucha
Ceremonia de la cata ciega celebrada en el restaurante Escánez de Garrucha La Voz
Antonio Fernández
00:56 • 28 may. 2022

La Cata de los Cinco Mejores Vinos de España ha vuelto a Garrucha. El restaurante Escánez celebraba un concurso único en el que se escoge el que, a juicio de enólogos y catadores, es el mejor caldo nacional a través de una 'cata ciega' en la que los invitados puntúan entre cinco vinos (en esta ocasión seis al producirse un empate técnico en la suma de valoraciones con las que se determinan cuáles de ellos son los preferidos por los responsables de las guías enológicas.



Para la ocasión se dieron cita algunos de los más prestigiosos enólogos y bodegueros españolas. casi todos ellos autores de esas maravillas que se presentaban a un entusiasta auditorio. Allí estaba Agustín Santolaya, el ganador de la varias de las últimas catas celebradas. Con él Gerardo Méndez, autor del Do Ferreiro, el único vino blanco, un Albariño, que ha logrado un diez en las guías enológicas. O Marcos Eguren, de cuyo buen hacer da fe el hecho de que entre los seis vinos seleccionados este año, tres fueran suyos (La Nieta, Alabáster y El Bosque), precisamente el Alabáster resultó este año ganador absoluto, seguido a muy corta distancia del Cirsión de Santolaya (Roda).



Prestigio
Sumaban nombres y prestigio otros ilustres de la enología como Jesús Sastre, ganador de la edición 2019, último año en que se celebró este evento en Garrucha antes de que la pandemia obligara a suspenderlo. O Javier Gramona, autor de los considerados mejores cavas españoles, o Alfonso Delgado, que ha elevado el vermut a los altares enológicos, o uno de los críticos de mayor prestigio en el mundo de los vinos, Andrés Proensa.



No faltaron algunos de los nombres que han acompañado en los últimos años esta cata ciega en el Escánez, entre ellos José Antonio Fernández, de la firma de jamones de Guijuelo Joselito, o Fernando Fregeneda, de la quesería La Antigua, auténtico exponente de la categoría gourmet de este producto.



El Homenaje
La cita de este año tenía un protagonista especial, uno de los impulsores de este evento único en España, el almeriense Antonio Rueda, fallecido hace unos meses. Todos y cada uno de los presentes quiso rendir homenaje a quien cuidó en extremo el mundo del vino, que mantuvo una estrecha relación los grandes nombres de la enología española.






Para el propietario del restaurante garruchero, Paco Escánez, Antonio fue el alma de una cita como esta con los mejores caldos salidos de las bodegas españolas. Hace quince años que se empezó a celebrar la Cata de los Cinco Mejores Vinos de España, y en ese proyecto tuvo mucho que ver la llamada Peña Pagos Viejos de la que formaban parte Antonio Rueda, Paco Escánez, Francisco Ramírez, José Luis Dara y Juan Salvador.



El concurso
Iniciada la cata, los seis vinos preseleccionados (La Nieta, El Bosque, Pisón, Pesus, Alabáster y Cirsión) fueron catados por los setenta asistentes,, encargados de puntuar el aroma, el color y el sabor de cada uno de ellos. Una cata con los seis vinos más valorados del país debía ser -y lo fue- muy reñida, de forma que las puntuaciones resultaron muy parejas. Finalmente, sumadas todas las votaciones, resultó ganador el Alabáster de Marcos Eguren, con el Cirsion de Agustín Santolaya pisándole los talones y con un tercer puesto para La Nieta, también de Eguren.


Esta fiesta de la enología se acompañaba, como se ha hecho tradicional desde su nacimiento, con otro 'festival', el gastronómico, un menú salido de la tierra y del mar almeriense, donde no faltaron algunos de los productos estrella de la gastronomía de la provincia como el tomate raf, el pimiento Palermo con anchoas de Almería, las gambas rojas y blancas de Garrucha, las cigalas, el pulpo seco, los galanes, el rape o las chuletillas segureñas.


Un homenaje a los paladares de los afurtunados asistentes en un evento que arrancó a las dos y media de la tarde, con la cata a ciegas, y concluyó cerca de las nueve de la noche. Como afirmaba Antonio Rueda hijo, sucesor de su padre y alumno aventajado al frente del negocio del vino, "este es un evento que ya se ha consolidado en la élite de la enología española, un clásico que pasea el nombre de Almería por todas las grandes bodegas y entre los enólogos de todo el país; un privilegio para los sentidos". 


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