Los balances de campaña nunca aciertan

En Cajamar realizan el balance de la campaña hortícola de Almería desde hace más de 20 años

Roberto García Torrente, Director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar.
Roberto García Torrente, Director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar.
Pablo Poza
07:00 • 01 oct. 2021

Cuanto termina cualquier campaña agrícola llega el momento de realizar balance y de comprobar cómo han sido los resultados en relación con las anteriores. En Cajamar llevan realizando el balance de la campaña hortícola de Almería desde hace más de 20 años. Durante este largo intervalo de tiempo han asistido a algunos años positivos, pero en muchos de ellos se han encontrado con la intranquilidad y la incertidumbre que genera una actividad sometida cada vez a más desafíos.



 



Entre los mismos siempre está presente la competencia exterior, procedente principalmente de Marruecos por los bajos costes o de los Países Bajos por su alta tecnología. También se encuentran con las demandas cada vez más exigentes de los “mercados”, que quieren productos más saludables, más diversos, más sostenibles y más baratos. Con frecuentes polémicas mediáticas que, a partir de comportamientos marginales, pretenden hacer creer que son normas de actuación generalizadas. Y siempre está el constante encarecimiento de los factores de producción, situación especialmente crítica este año en el que se va a acumular el fuerte incremento de los costes laborales con un crecimiento generalizado de los fertilizantes, el plástico, la energía, el acero, etc.



 



“Ante esta situación es comprensible que un resultado neutro o ligeramente positivo del balance global no refleje la realidad de muchos de los agentes que conforman el sector hortofrutícola, que tienen serias dificultades para mantener viables sus empresas. Lo que genera frustración y desencanto” asegura Roberto García Torrente, Director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar.



 



 



Una nueva forma de cooperar

 

Durante los últimos años están asistiendo a una doble realidad. Por un lado, están esas empresas cuyos márgenes se ven cada vez más reducidos y que sobreviven gracias al esfuerzo personal de suspropietarios y sus familias. Pero también es cierto que el sector no ha parado de invertir, de construir nuevos invernaderos y de incrementar constantemente las cantidades producidas y exportadas. Señal de que también hay empresas que observan el futuro con ilusión y con favorables expectativas.

 

Una de las características del sector hortofrutícola almeriense ha sido el modelo de explotación familiar muy vinculado a unas estructuras comerciales conformadas por las cooperativas y las alhóndigas, principalmente. Gracias a este modelo, estos pequeños agricultores siempre han tenido acceso a las nuevas tecnologías que llegaban, disponían de la financiación necesaria y podían dar salida fácilmente a su producción. Cuando los márgenes eran suficientes había diferencias significativas entre los diferentes agricultores, pero una gran mayoría conseguía los resultados necesarios para amortizar las inversiones, retribuir los diferentes factores de producción y alcanzar una renta familiar adecuada.

 

Sin embargo, cuando los márgenes se han reducido, solo los más eficientes, los que consiguen incrementar su producción manteniendo controlados sus costes y los que canalizan sus productos por canales comerciales que le permiten conseguir unos céntimos más por sus hortalizas siguen viendo con esperanza el futuro del sector.

 

“Entre todos debemos de apoyar a los productores para que mejoren sus estructuras productivas como vía para incrementar su potencial productivo, ayudarles a optimizar los procesos reduciendo los costes que soportan. Y consolidar un grupo de empresas de comercialización que sean capaces de generar más valor en los mercados”.

 

Todos tenemos siempre capacidad para mejorar. Seguro que podemos producir más kilos por metro cuadrado, seguro que podemos ahorrar en el consumo de agua y de fertilizantes, seguro que podemos organizar mejor las operaciones para poder realizar más con menos colaboradores, y seguro que podemos encontrar fórmulas para que el precio medio que obtenemos por todos nuestros productos sea un poco más elevado.

 

“Identificar nuestras necesidades es un primer paso. Crear grupos donde, partiendo de las necesidades de los agricultores y de las empresas, colaboremos todas las instituciones públicas y privadas que tenemos interés por seguir fortaleciendo el sector hortofrutícola almeriense es la nueva forma de cooperar” finaliza así Roberto García Torrente.

 


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