No se trata de apagar fuegos sino de puntuar

No podemos estar todo el curso lamentando la ausencia de Sadiq

Miguel del Pino analiza lo que puede ocurrir este viernes en San Mamés.
Miguel del Pino analiza lo que puede ocurrir este viernes en San Mamés. La Voz
Miguel del Pino
19:48 • 29 sept. 2022

La UD Almería se presentará en Bilbao no con la obligación de apagar fuegos sino con la de puntuar en San Mamés. Creo que no hay mejor sitio para hacer un acto de contrición por los pecados cometidos por el equipo almeriense en sus tres últimos compromisos que en La Catedral que alberga los partidos del equipo vasco.



Y es que la hinchada rojiblanca ha sufrido viendo como su equipo ha encajado goles en sus tres últimos partidos, uno en cada uno de ellos, y se ha visto privado del placer de ver el balón alojado en las redes que protegían las metas de Valladolid, Osasuna y Mallorca.



El pecado más grave cometido por los pupilos de Rubi ha vuelto a ser el ver demasiado lejos a los porteros contrarios y no haberlos podido superar en 270 minutos consecutivos de juego. Podemos estar todo el curso lamentando la ausencia del tigre de Kaduna, pero eso sería equivalente a firmar la sentencia de muerte de nuestro Almería en Primera con el curso apenas comenzado.



Hacia adelante



Lo que procede es mirar hacia dentro y tomar las medidas necesarias para que el equipo mejore en efectividad. El parón ha demostrado que nuestros jugadores tienen gol, Touré, Samú y Ramazani han marcado con sus selecciones, lo que es necesario es que el técnico encuentre el camino para que en fase ofensiva el Almería amenace a los rivales de verdad.



El partido en Bilbao hay que afrontarlo desde una mentalidad ganadora, no pensando en ningún momento que somos inferiores al cuadro vaso, sino mejores y perfectamente capacitados para sacar un resultado positivo de La Catedral. En este sentido las declaraciones de la mayoría de los futbolistas han sido positivas y en la línea de que podemos y vamos a puntuar en la jaula de los leones.



El esquema



Volviendo al sistema de tres centrales y dos delanteros el equipo mejoró de forma notable en Mallorca mostrando que este es el camino para superar la crisis de resultados, pero mejorando en los despliegues ofensivos. Los laterales deben tener un protagonismo especial en los ataques de nuestros jugadores en Bilbao, con los tres centrales cubriendo sus espaldas. De la Hoz debe ser el escudero de sus dos compañeros de línea para que éstos tengan llegada y ayuden a Ramazani y Touré o Sousa a superar a la retaguardia adversaria.


La presencia entre los expedicionarios de De la Hoz y Gonzalo Melero, aporta un plus importante al equipo. El primero como defensor y con la cualidad de saber dotar de equilibrio al equipo, el segundo con capacidad de filtrar pases y con llegada.


El rival

Espera un Athletic que está encaramado en la cuarta plaza con 13 puntos, nueve más que nosotros, pero que como local no se ha mostrado excesivamente seguro. En todos los duelos en San Mamés el conjunto dirigido por Valverde se ha mostrado especialmente intenso y peligroso en la primera mitad, para bajar en su rendimiento en la segunda, por lo que aguantar la impetuosa salida de los norteños puede ser clave para puntuar. Dos de los cuatro equipos que han visitado el feudo bilbaíno este curso han sacado tajada, El Espanyol ganó (0-1) y el Mallorca empató (0-0), dos ejemplos a seguir en la última noche de septiembre. Las bandas son su principal argumento ofensivo con Berenguer y Nico Williams como protagonistas. Si al final son ellos los que nos hacen regresar de vacío algo no se habrá echo bien.


El árbitro

Pitará el canario Pulido Santana que subió la campaña pasada con nosotros y que no se le ha dado bien al Almería. En el VAR estará González González, aunque este año el video arbitraje a quedado casi reducido a los fueras de juego porque está teniendo muy pocas intervenciones en las acciones en las áreas respetando la decisiones de los árbitros de campo. Una circunstancia negativa para el buen orden en el fútbol pero muy del agrado de los árbitros a los que no les hace demasiada gracia que se les enmiende la plana, aunque sea para hacer justicia.


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