El Almería ofreció su peor cara en Fuenlabrada volviendo a perder, por segunda jornada consecutiva dos preciosos y valiosos puntos, que no fueron los tres gracias a Villar. Pero por encima del resultado, malo a todas luces, son mucho peores las sensaciones que el conjunto almeriense viene transmitiendo en sus tres últimas actuaciones.
Los extremos no funcionaron, el equipo sólo intentó llegar al área rival por el centro, dando con ello todas las ventajas a la defensa rival que siempre vio venir el balón de cara; un adversario muy inferior técnicamente pero mejor situado, más motivado y que salió ganador en la mayoría de balones divididos.
El Almería por juego no mereció ganar. Da la sensación de haber entrado en una crisis total de identidad y de juego que le ha llevado a no poder superar a sus tres últimos adversarios, dos rivales de la zona baja de la tabla y un Águilas de cuarta categoría.
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