La Cerrá, valor natural e histórico para Tíjola

Este paraje situado al suroeste de la localidad posee espectaculares desfiladeros y rutas

Panorámica de la zona.
Panorámica de la zona. La Voz
La Voz
07:00 • 28 feb. 2021

Si una ventaja poseen aquellos municipios de interior alejados del ajetreo y el bullicio de los grandes núcleos de población es, sin duda, el entorno natural en el que se asientan. Tíjola y su Paraje de La Cerrada de Valentín, más conocido popularmente como La Cerrá, son un gran ejemplo de ello.



Se trata de un desfiladero espectacular que discurre junto al río Bacares y que ofrece vertiginosas paredes de más de un centenar de metros de altura que conforman un paisaje único en la zona.



Historia



Las investigaciones en la zona han permitido descubrir asentamientos de antiguas poblaciones que ya aprovechaban la abundancia de agua, minerales y recursos que ofrecía el paraje. 



Incluso, se conoce que este enclave fue escenario del cerco que don Juan de Austria realizó a los moriscos de la zona allá por el siglo XVI, dando lugar al inicio de un nuevo periodo en la comarca.



Se trata, pues, de una joya no solo natural, sino también histórica, ya que la vida de Tíjola no se entendería sin este enclave situado al suroeste de la localidad. 



Ruta familiar



Desde hace un tiempo hasta ahora, los tijoleños, capitaneados por el Ayuntamiento, han decidido poner en valor este lugar cargado de riqueza natural.


El paraje de Tíjola la Vieja y La Cerrá es, hoy en día, una zona de gran protagonismo en la rutina del municipio. En esos montes ásperos y característicos que dominan la comarca se celebra la festividad de San Marcos. Pero no es lo único, y es que se ha convertido en todo un reclamo para los visitantes gracias a las rutas senderistas para toda la familia que alberga.


Además del paso del río Bacares, la zona brilla gracias a la Cueva de la Paloma y la Fuente del Huevo, lugares de visita obligatoria para todos los que se animan a hacer el recorrido por la zona.


Los tijoleños también aprovechan, sobre todo, los fines de semana para realizar escapadas a este enclave tan accesible para ellos y que salvaguarda la historia de generaciones y generaciones. Un paraje natural que se ha convertido en la joya de la corona para Tíjola y que, entre todos, conservan.


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