La calidad se mantiene en un año diferente e inesperado

Los colegios privados de la provincia han logrado adaptarse a las fuertes exigencias sanitarias

Los alumnos deben estar en clase con las mascarillas puestas.
Los alumnos deben estar en clase con las mascarillas puestas. La Voz
La Voz
07:00 • 12 feb. 2021

La crisis sanitaria marcada por el coronavirus y que precisamente en esta época está cumpliendo un año como amenaza real en el continente europeo ha trastocado, como no podía ser de otra manera, el curso escolar, tanto el anterior como el actual.



La incertidumbre inicial que predominó durante los meses de marzo y abril de 2020 dejó paso a medidas que, aunque no contentaron ni mucho menos a todo el mundo, sí permitieron que alumnos y docentes volviesen a las aulas. Desde entonces y hasta nuestros días, la importancia de las clases y de la continuidad del modelo académico han primado por encima de todo, y muchos centros se pusieron manos a la obra para garantizar, en la medida de lo posible, la seguridad de los niños y los profesores.



En estos trabajos de adecuación tanto de las aulas como de los programas educativos han conseguido brillar, especialmente, los colegios privados de la provincia de Almería, que, gracias a sus instalaciones modernas, a la última tecnología que poseen y a su creatividad, han podido seguir con las clases y, sobre todo, mantener sus excelsos programas educativos sin variar lo más mínimo la calidad de los mismos.  



Instalaciones



Muchos de estos centros privados tienen una ventaja con respecto al resto: la amplitud de sus instalaciones y las múltiples zonas comunes al aire libre que poseen. Esto ha permitido que muchas clases se hayan podido llevar a cabo en un espacio exterior, reduciendo así el riesgo de contagio entre los alumnos y profesores y manteniendo la distancia de seguridad. Todo esto también ha sido posible gracias a las buenas condiciones climatológicas que suele tener Almería durante todo el año, y que, en este caso, se ha tornado en un condicionante único.



Pero no solo los espacios exteriores son una ventaja, también las amplias y ventiladas aulas que han posibilitado que los alumnos estén lo suficientemente distanciados entre sí como para evitar contagios.



Plan B



A todo esto se une, además, la gran capacidad tecnológica que los colegios privados suelen tener, con ordenadores, cámaras, micrófonos y todo tipo de herramientas digitales para que los alumnos puedan seguir las enseñanzas de sus profesores a distancia, en caso de que fuese necesario por la pandemia.


Todas estas ventajas con las que estos centros cuentan han hecho posible que la docencia sea lo más segura posible, transmitiendo tranquilidad y confianza a los tutores de los alumnos, que ven en el centro educativo un lugar seguro e higiénico en el que los más jóvenes solo deben preocuparse de formarse de cara al futuro.


Si a la enseñanza personalizada, las instalaciones cuidadas, las tecnologías de última generación, la exquisita formación de los profesores, los métodos lectivos únicos  y la transmisión de importantes valores se le une esta preocupación por la salud y la integridad de los presentes, el resultado es que los colegios privados han seguido desmarcándose y demostrando ser una alternativa inmejorable a la enseñanza más convencional.


Un año diferente en el que hay cosas que, sin embargo, no cambian. La calidad es una de ellas.


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