El belén humano de Pulpí vuelve a ser un éxito pese a las condiciones sanitarias

Cada año, cuando llega el mes de diciembre al municipio de Pulpí, comienzan los preparativos de uno de los belenes más originales e impactantes de la provincia de Almería. Se trata del belén viviente del municipio, que estas Navidades no solo se ha salvado del coronavirus, sino que ha vuelto a ser un éxito de organización y afluencia, teniendo en cuenta las condiciones sanitarias en las que nos encontramos.

A pesar de que este año no se han realizado representaciones teatralizadas, sino que los personajes simplemente paseaban por el escenario u ocupaban sus puestos mientras una voz en off narraba episodios como la anunciación o el nacimiento de Jesús, Alfonso Muñoz, uno de los responsables de su montaje, se mostraba sorprendido por la notable afluencia de la que, a pesar de las estrictas restricciones para acceder al recinto, ha gozado el belén viviente.

"En las 22 horas que hemos estado abiertos no hemos estado solos en ningún momento", asegura este pulpileño, un veterano belenista que lleva años encargándose tanto de la versión a tamaño real del nacimiento, como de confeccionar belenes a escala pero artesanales que idea y talla él mismo.

En total, según los cálculos del artesano, han sido alrededor de 350 las personas que han visitado su obra durante los cinco días que ha estado abierta al público (del 23 al 27 de diciembre), en un horario partido para evitar aglomeraciones (dos horas por la mañana y tres por la tarde).

Alrededor de diez figurantes participaban en la puesta en escena (las cabezas tapadas con velo ellas, con cayados y turbantes ellos, además de las mascarillas de rigor), mientras el público iba entrando y saliendo a discreción, aunque siguiendo un estricto protocolo de seguridad: personal de Protección Civil y del Ayuntamiento se ha apostado en las entradas para dispensar gel de manos y asegurarse de que los asistentes portaban mascarillas).

Este año, se anunciaba la performance bajo el lema "Ven a Belén y vive un cuento de Navidad" y, aunque la afluencia ha estado muy lejos de igualar a la de años anteriores, tanto Muñoz como su compañero Luis Díaz, principales responsables ambos del montaje, se muestran contentos por haber podido mantener viva esta tradición.