El proyecto de la nueva desaladora para el Levante verá la luz el próximo lunes

Ante la mala situación hídrica, los regantes han tomado la iniciativa con una gran inversión

Campos de lechugas en Cuevas del Almanzora.
Campos de lechugas en Cuevas del Almanzora. La Voz
F. Moldenhauer / G. Mirón
12:59 • 06 nov. 2020

El Negratín continúa cerrado y los pasados meses de septiembre y octubre han sido de los más secos que se recuerdan en la comarca del Levante y el Valle del Almanzora. Mientras regantes y agricultores miran al cielo desconsolados, esperando una lluvia que no llega, las reservas de agua para riego acumuladas en la comarca están casi agotadas y en los mercados que se abastecen de la agricultura del Levante comienzan a aflorar las dudas. Cada vez ven más difícil que el sector, que denuncia un "abandono total" por parte de las administraciones, pueda satisfacer sus demandas.



En este contexto agorero, los agricultores y  regantes del Almanzora y el Levante han tomado una vez más la iniciativa ante la falta de respuestas por parte de las administraciones públicas y han planteado el proyecto de une nueva desaladora promovida por la propia Aguas del Almanzora y que está a punto de ver la luz. 



Será concretamente el próximo lunes, día 9 de noviembre, cuando según ha anunciado en la Cadena SER el vicepresidente de Aguas de Almanzora, Fernando Rubio, se presente el proyecto de esta nueva infraestructura, cuyo emplazamiento estará muy próximo a la desaladora de Villaricos (Cuevas del Almanzora), inutilizada desde 2012 y que la Administración ha sido hasta ahora incapaz de volver a poner en marcha, por lo que en la zona recibe el sobrenombre de la "desalador de la vergüenza". 



"Nosotros lo que necesitamos es seguridad, lo que no podemos es estar pensando cada dos meses en cómo solucionar nuestros problemas de agua, y teniendo ese agobio de no saber si vamos a poder cultivar o no y por eso hemos proyectado esta desaladora", esgrime Rubio.

La sociedad de la que es vicepresidente se encuentra ya trabajando con la Junta para conseguir los permisos relativos a los terrenos y la solvencia medioambiental de la nueva planta, que tendrá una capacidad de 30 hectómetros cúbicos y que puede ser la respuesta a la incertidumbre que amenaza a la agricultura de la comarca.







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