El Ejido

“Parece que hay mucha gente interesada en que surja el conflicto en El Ejido”

El comisario Ángel Fernández se jubila tras dos décadas como jefe de la Policía en El Ejido

Ángel Fernández en la puerta de la Comisaría de El Ejido
Ángel Fernández en la puerta de la Comisaría de El Ejido La Voz
Javier Pajarón
07:00 • 17 mar. 2019

Ángel Alberto Fernández (Madrid, 1954) es el comisario jefe de la Policía Nacional en El Ejido desde hace 20 años. Y mucho más. Es memoria del gran crecimiento del municipio, testigo directo de los grandes episodios de su historia reciente y actor principal de la Operación Poniente contra una presunta trama de corrupción.



¿Por qué se hizo policía nacional?
Creo que lo llevo en la sangre. Soy nieto de policía, hijo de policía y la saga continúa porque también soy padre de policía. Nací con ese interés y he tenido la inmensa suerte de trabajar en aquello que me gusta, en la seguridad ciudadana y en la ayuda a los desvalidos. La Policía Nacional es un cuerpo mucho más humanitario de lo que la gente piensa.

¿Y ha conseguido cumplir sus objetivos profesionales?
He sido muy feliz con mi trabajo y lo seré hasta que me muera. Ya sabe... policía un día, policía para toda la vida.

¿Cómo ha cambiado la Policía Nacional en El Ejido desde su llegada hace 20 años?
Ha cambiado muchísimo. En El Ejido hubo un punto de inflexión con los sucesos del año 2000. La Comisaría de El Ejido se modernizó y creció mucho. Hay mucho más personal, más joven y con más medios. Hemos cambiado con los tiempos.  

¿Considera necesaria la construcción de una nueva comisaría?
Un aspecto es el personal. Tener más personal sería positivo para el municipio. Y luego está el medio físico. La actual comisaría no está muy bien ubicada y el edificio tampoco reúne muchas condiciones porque era un antiguo ambulatorio que se ha ido adaptado a base de obras. Quedan huecos por cubrir. Las nuevas construcciones de comisarías tienen  recursos de los que nosotros carecemos.

¿Cuántos agentes tienen actualmente?
Ahora contamos con 140 agentes, cuando llegué la plantilla era de solo 40. Digamos que el comisario hacía funciones de todo tipo, menos la puerta... (ríe).

¿Cómo están las estadísticas de criminalidad en El Ejido?

La verdad es que la cifras son muy buenas. Tanto es así que cualquier incidencia dispara el porcentaje. Creo que con los medios que tenemos actualmente no se pueden mejorar porque, no cabe duda, la población ha crecido mucho y contener todo eso es difícil.

¿Ser comisario jefe en una ciudad  pequeña genera muchos problemas?

No, como en cualquier otro sitio. Más bien al  contrario. Siendo un poco vanidoso, aquí eres cabeza de ratón. Aquí se valora más tu puesto de trabajo y tu profesión.

¿Me equivoco si digo que usted es la persona que arrestó a Juan Enciso?

Es totalmente cierto. Creo que fue un acierto de la cúpula policial. Siempre se intenta hacer el menor ‘daño’ posible a las personas que son detenidas y yo era el que más confianza tenía y más le conocía. Por eso se decidió que fuera yo quien procediera a la detención física de Juan Enciso.

¿Fue una situación muy tensa?
Sí. ¿Qué duda cabe? Yo tenía un buen trato con Juan Enciso como con todo el equipo de gobierno, como tengo con el actual, y detener a una persona con la que dos o tres días antes has estado dialogando amablemente    es duro. Pero no hubo ningún momento tenso entre él y yo más allá de la propia de la situación.




Ustedes trabajaron mucho en aquella Operación Poniente. ¿Qué opina de que una década después no se haya celebrado aún el juicio?
Digamos que estamos acostumbrados con la lentitud de los procedimientos penales en este país... y no solo penales.

¿Le ha causado problemas su intervención en la Operación Poniente durante estos años?
En absoluto.

¿Ha sufrido injerencias políticas?
Tampoco.

¿Ha coincidido con Juan Enciso durante estos años? ¿Qué le dice?
Sí, me lo he encontrado en muchas ocasiones en el municipio. La relación es, yo diría, cordial.




En los sucesos del año 2000 usted llevaba apenas un mes en el cargo. ¿Cómo los recuerda?
Mal. Desde el punto de vista policial, mi experiencia profesional creció muchísimo porque me tuve que enfrentar a un problema muy grave en poco tiempo. Pero a nivel social, moral y personal fue un golpe muy duro.

¿Por qué?
Yo venía del País Vasco donde había manifestaciones muy salvajes y violentas, pero lo que yo vi en El Ejido creo que no lo había visto hasta entonces. Fue poco tiempo, pero una explosión de orden público muy fuerte.

Ahora existe un contexto muy particular entre cuestiones políticas, sociales y económicas. ¿Teme que puedan reproducirse incidentes de esta naturaleza en El Ejido?
El Ejido se ha convertido en una especie de observatorio de la inmigración y cualquier asunto parece que estalla. Mientras la gente no se dedique a meter cizaña, no tiene que pasar absolutamente nada. La situación es mucho mejor que en el año 2000. El problema es que hay mucha gente que parece que tiene intereses en que aquí surja el conflicto.





¿Se refiere a alguien en particular? ¿Algún partido político?

No, no (sonríe irónicamente).




¿Se ha realizado un trabajo policial preventivo para evitar incidentes?
Una de las misiones más importantes de la Policía es la prevención y la labor social es clave. Mantener la seguridad subjetiva también es parte de nuestro trabajo y, salvo incidentes puntuales como los últimos en Santa María del Águila,no hay problemas.

¿Cree que hay una imagen distorsionada de El Ejido?
Totalmente, desde siempre, desde que llegué. Era una plantilla a la que nadie quería venir. Era una plantilla no deseada.

¿En qué ha cambiado la Comisaría Local?

Mi antecesor en el cargo hizo un gran trabajo para generar nuevas estructuras e implantó una Policía moderna en El Ejido. Él la implantó y yo la desarrollé. Además, nosotros contamos mucho con la Comisaría Provincial de Almería, aunque lógicamente tenemos una mínima representación de todas las unidades.

Ahora se jubila. ¿De quién se acuerda?

He tenido la gran suerte de dedicarme a lo que he querido. Me enamoré desde que nací. Me acordaré de la Policía siempre. En mi casa desde pequeño hemos sufrido las carencias económicas. He tenido grandes maestros y he aprendido mucho de momentos importantes para la Policía Nacional y para España.

¿Con qué momento se queda?

La Transición, el Golpe de Estado del 23F... los viví muy de cerca y han marcado mi trayectoria profesional y humana.
¿Tiene la sensación de que ahora existe mayor cariño por parte de los ciudadanos hacia las fuerzas de seguridad del Estado?
No particularmente. Creo que ha sido siempre así. La Policía siempre es el último recurso de todo el mundo. La gente siempre nos ha querido. Hay hasta delincuentes que nos quieren mucho.

¿Hacia dónde irá el Cuerpo Nacional de Policía en el futuro?

La tecnología será clave. También la gente tiene que ir adquiriendo más formación para los tiempos que vivimos, no solo de títulos y diplomas  sino también en el trato personal. Aunque creo que vamos por buen camino. Siempre hay cosas mejorables, pero también pasa en el periodismo, ¿no?

¿Ya piensa como un jubilado?

No, pero parece que la gente se empeña en recordármelo (ríe). Yo me quedaré aquí, esta es mi casa.



De la lucha antiterrorista en el País Vasco a la costa de Almería

Ángel Alberto Fernández Rodríguez (Madrid, 1954) ingresó en el Cuerpo Nacional de la Policía en 1974. Como tantos otros agentes, inició su trayectoria en el País Vasco. En 1975 se sumó a la Brigada de Información en la Jefatura de Vizcaya como parte de los grupos antiterroristas. Dos años después regresó a Madrid para ocupar distintas funciones en la Brigada de Información y en la Subdirección Operativa.En los años 1991 y 1992 asumió responsabilidades en la Comisaría de Distrito en Madrid y en 1993 dio el salto a la provincia de Almería, donde ha desarrollado el grueso de su carrera profesional. Primero en Extranjería y luego en Seguridad Ciudadana. En 1999 fue nombrado jefe de la Comisaría Local de El Ejido, puesto que ha mantenido en la actualidad (desde 2013 como comisario). En su historial cuenta con una Cruz al Mérito Policial con distintivo rojo y dos Cruces con distintivo blanco. También posee medallas y placas al servicio policial y 114 felicitaciones públicas en distinta naturaleza.




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