Sin Semana Santa: ¿Por dónde iría la hermandad a esta hora?

La Esperanza, a ver si nos queda algo.
La Esperanza, a ver si nos queda algo.
Álvaro Hernández
23:38 • 28 mar. 2021

Vaya bajón. Y qué pesados somos, de verdad. Escuchando la radio, leyendo un periódico como este o viendo la tele, no se cómo usted no coge y recoge el chiringuito. Estamos a Lunes Santo y ya hemos quemado dos o tres frases que le debe producir urticaria al más cofrade. Porque si no hemos dicho “esta Semana Santa tan atípica”, o “esta extraña Semana Santa” ochenta veces en los últimos dos días, no lo hemos dicho ninguna. Y desde ayer, la nueva coletilla es “A esta hora la hermandad iría por...”. Y no, no iría por ninguna parte, porque este año no hay Semana Santa (y que me perdonen los que me tienen que perdonar por semejante blasfemia).



Porque la Semana Santa se construye sobre la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo y se prolonga en el tiempo de la mano de la devoción popular. Pero este año a la devoción popular le han cortado las alas. Y ojo, que no hablo de que se prohiban procesiones (lógica y responsablemente) mientras en Barcelona organizan conciertos-experimento con 5.000 personas aseadas y sin Covid-19.



Lo que digo es que la devoción popular este año se podía haber regado con amor, mucho mimo y alguna cosita extraordinaria con la que alegrar los ojos y llenar los corazones.



Que esto es como todo (que diría mi amigo Javier Barranco): la devoción y muchas otras cosas van por barrios y alguna cosita sí se ve. Todo depende de la  interpretación que los párrocos hagan de los difíciles textos episcopales.



El caso es que al final sí que queda la sensación de que nos han robado la Semana Santa. Porque con la pandemia tenemos lo que tenemos, pero produce verdadera envidia (y algo de dolor de estómago) ver lo que se ve en otras ciudades. Y les aseguro que no hace falta buscar imágenes de Sevilla, que aquello es punto y aparte. Pero muy cerquita de aquí hay montajes que recuerdan que es Semana Santa.



Aquí, en Almería, iremos a misa. Que no es poco, válgame Dios. Pero bien sabe el corazón que el alma necesita más.






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