Camareras para todo un legado

Carmen Villanueva ingresó en Estudiantes en 1988 por cercanía a su hogar

Carmen Villanueva López, Camarera Mayor en Estudiantes.
Carmen Villanueva López, Camarera Mayor en Estudiantes. La Voz
Lola Haro
07:00 • 17 abr. 2019

Hablar con Carmen Villanueva es descubrir a una mujer fuerte, convencida de lo que hace y convincente al transmitirlo, que argumenta sus pensamientos sobre la realidad cofrade de hoy con el plus que aporta la experiencia. Su leitmotiv se puede resumir en “Esperanza, tú nos guías”, y en él descubrimos el motor que mueve a Carmen para trabajar a diario para su hermandad, los Estudiantes. 



Camarera Mayor



Ingresó en Estudiantes en 1988 por cercanía a su hogar y de la mano de su amigo Miguel Ángel Cantón. Pronto ejerció ya de Camarera Mayor, en 1990. Pasado el tiempo y con mucho trabajo a sus espaldas, actualmente Carmen lo ocupa nuevamente desde 2016. Un puesto al que llegó, antes y ahora, sintiendo esa mezcolanza de emociones de cuando se afronta un nuevo reto de esos que se desean con la alegría, los nervios y el orgullo de poder aportar lo mejor de uno al bien común. Porque si bien en la juventud se afronta con más energía que sapiencia, en la madurez se asume sintiendo todavía más el peso de la responsabilidad en los hombros. 



Su objetivo para este mandato, que está próximo a finalizar ya, es el de consolidar y ampliar el cuerpo de camareras, poner en valor esta función para con ello contribuir al bien general de la corporación. Loable objetivo para que este oficio no caiga en el olvido como ya ha ocurrido en otras hermandades. 



Junto a ella trabaja el mencionado cuerpo de camareras, que lo hace para mantener y engrandecer a sus Titulares. Todas estas mujeres siguen aportando su experiencia y su tiempo desempeñando un abanico de tareas amplio a lo largo de todo el año: mantenimiento y confección de vestimentas, limpieza y conservación adecuada de los equipos penitenciales, fiestas de Cruces de Mayo y feria… 



La función de la Camarera Mayor es la de coordinar al grupo de hermanas camareras para atender la multiplicidad de funciones mencionadas, del mismo modo que participar en ellas activamente, como una más. Son pues unas labores variadas, con marcado carácter de servicio y trato humano que hacen que sean muy motivadoras para Carmen. 



Legado



Y esto es así porque Carmen concibe que el trabajo actual es un legado para la siguiente generación, del mismo modo que en la actualidad se ha recibido el legado de los años anteriores, siendo este el motivo de poder celebrar un 75º aniversario, como está teniendo lugar este año en Estudiantes. De ahí que en la mente de las juntas de gobierno presentes y venideras tiene que permanecer imborrable esta premisa de continuidad, con respeto a lo recibido para gestionar el presente y afrontar el futuro. 


Las directrices de Carmen son trabajar con respeto, esfuerzo y sin necesidad de comparaciones. Haciendo lo mejor sin distracciones en competir desaforadamente, algo tan fuera del sentido cristiano que debe impregnar a las hermandades. Igualmente se muestra convencida de que todos los hermanos, del primero al último, deben recibir igualdad de trato al ser la suma del trabajo de todos lo que hace posible avanzar.  


Puerta de entrada

Viviendo la hermandad todo el año (cultos, actos, Corpus, relacionándose con otros colectivos), el Miércoles Santo es el día de éxtasis para los cofrades. Para Carmen la mejor forma de vivirlo es plenamente, conforme a los preceptos de la Iglesia, no solo desde una perspectiva cultural, sino tomando parte en los cultos y de la confesión ese mismo día. Ella lo hace vistiendo la mantilla y acompañando a la Virgen del Amor y la Esperanza. 


Carmen considera que al igual que ocurre con un nazareno o con un costalero, salir de mantilla puede ser una vía de entrada más para que, en este caso, las jóvenes a partir de 18 años, con el decoro requerido en su vestimenta, vivan su devoción y puedan acercarse a la hermandad y, por ende, también a la Iglesia. Todo el mundo debe tener cabida en los grupos, hermanos y colaboradores, para poder afrontar los variados ámbitos de trabajo que se abarcan.


Respecto al caso de las mantillas en particular, tras observarse un salto generacional de las mujeres que la visten, que parece haber pasado de abuelas a nietas en muchos casos, es necesario aprovechar este nuevo empuje de las jóvenes para atraerlas a vivir la hermandad de forma plena. 


Es por esto que Carmen cree que quizás sea esta una de las vías para abrir las puertas a las generaciones jóvenes que están llamadas a integrarse en la vida de hermandad y a aprender haciendo para con ello seguir sustentando el legado para los siguientes años.


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