Carta a mi hermana a un año de su partida

María Luisa Enciso Ortega.

Loreto Enciso Ortega

  • La Voz
Teto, mi hermana pequeña: Hace un año que te fuiste, un 2 de febrero de 2012. Un día de muchísimo frío. Cuando nos enteramos de lo sucedido, no lo dudamos, todos los que quisimos y pudieron salir para Madrid, unos en autobús, otros en coche, en avión, en taxi, o en el Ave. A mí me sorprendió la nieve, pero no importó. Queríamos estar contigo, no importó los kilómetros… Lo que queríamos es estar junto a ti. Como digo, muchísimo frío, pero allí se sentía mucho calor y cariño de tu familia y amigos… Otros amigos también quisieron estar contigo. Desde aquí te mandaron muchísimas flores, tú a lo largo de tu vida sembraste ese calor y ese cariño, y eso recogiste. Fuiste tan buena hermana que quisiste hacer feliz aalguna persona hasta después de tu marcha. Ya sabemos alguien que estará viendo con tus ojitos que donaste, siempre dirá: “Qué buena persona sería, que me ha dado la vista”, y así eras de buena y humanitaria. Teto, te sigo echando de menos, pero muchísimo. Todas las noches, cuando vengo del trabajo, subo rápido pensando en que me vas a llamar, o te voy a llamar yo… Como lo hacíamos todos los días, pero no es así, me conformo con tocar tu foto, que tengo en mi habitación, plastificada para no estropearla de tanto como la toco. Teto, me acuerdo muchísimo de ti, lo paso muy mal de ver que no estás con nosotros. Yo sé que tu no querías que sufriéramos por ti. Tu hija Fátima me dice que sea fuerte y te hable mucho. Y eso hago, te cuento todo como hacíamos siempre. Eras mi hermana, mi paño de lágrimas, mi amiga… Un ser maravilloso. Muchas veces pienso que cuando ibas de viaje era pensando, siempre pensando en tu religión, te sabías todas las historias de todos los santos… Fuiste a Santiago de Compostela, a Fátima, a Lourdes, al Vaticano, a Jerusalén… Siempre pensando en estar mas cerca de tu virgen y tu Cristo. Cuando fuiste ha Jerusalén recogías todas las hojas y florecillas, que te decía tu párroco que por allí pasó Jesucristo. Tú me hiciste un cuadro plastificado que yo tengo en mi altar particular, pues sabías que yo no iría nunca allí. Yo sé que estás cerca de tu virgen. Ayúdame a llevar este vacío, siempre estás conmigo y te llevo muy presente. Tu hermana Luchy.