A Carmela Plaza Espínola

Jesús Hueso

Carmela Plaza Espínola

  • La Voz
Mamá, hace ya tres meses que me dejaste y hoy día de tu santo quiero agradecerte muchas cosas y sobre todo que me hayas querido tanto. Gracias por todo el amor que me has dado. Gracias por enseñarme a ser tan buena persona como tú, incluso con aquellos que no se lo merecen. Gracias por ayudarme en los momentos difíciles que han sido muchos. Gracias por estar conmigo ahora que es cuando más lo necesito. Gracias por los momentos tan maravillosos que me has dado. Gracias por darme esperanza aún tú sabiendo que no la había. Gracias por creer y confiar en mí. Gracias por frenar mis impulsos, tanto buenos como malos, porque ahora me doy cuenta que no hubieran merecido la pena. También quisiera pedirte perdón porque en tus momentos “buenos” no he disfrutado de ti todo lo que yo hubiera querido. Siempre cuando nos dábamos el beso de buenas noches y tú te quedabas sentada en la cama yo me preguntaba ¿que estará escribiendo mi madre en esa libreta? No hace mucho leí lo que escribías y era el diario de tu enfermedad. Me derrumbé pero, entendí, aún más, lo luchadora que fuiste y eso me está dando fuerzas para seguir adelante. Nunca entendí cómo una persona podía tener el valor de afrontar tantas enfermedades y operaciones y a pesar de todo, transmitir ilusión por vivir, confianza y esperanza. En tu diario hay una frase que me llegó al alma y que tengo grabada en el corazón y que me demuestra el valor que tuviste sabiendo cuál iba a ser el final: “Cuanto mis hijos lean este diario, que no lloren, porque su madre por fin está en el cielo respirando mejor”. Sé que me estarás viendo sufrir pero tu recuerdo a la vez que me pone triste me empuja a levantar la cabeza. Ni te imaginas lo que te echo de menos, ni por lo que estoy pasando pero sé que me vas a ayudar a salir de ésta. Tengo muchos recuerdos buenos, en Cabo de Gata, la celebración de tu santo, mi cumple, pero el que más me alegra es recordar nuestros bailes en mi cuarto cuando me decías “nenico, ponme musiquita”. Carmela Plaza Espínola, mi madre en mayúsculas, mi bellezón, mi pichimoni, mi espectáculo, eres y serás la persona más buena y bella del mundo. Tu hijo Jesús que te quiere, te querrá siempre y que jamás te olvidará.