Recuerdo de un hombre bueno

Manuel Gutiérrez Navas

Jesús Espinosa Godoy

  • La Voz
Parece que fue ayer, pero ya han pasado veinticinco años de su muerte. Un grupo de socios, de los más veteranos, le recordaban la semana pasada mientras esperaban el inicio de la asamblea general de Cajamar. Se referían a él como un almeriense bueno y trabajador, que murió lejos de su querida Almería el 12 de mayo de 1987, cuando representaba a su entidad y a la agricultura de nuestra provincia en la feria agrícola Expoliva, que aquellos días se celebraba en la capital jienense. Jesús Espinosa Godoy (Almería, 1929-1987) fue el segundo presidente de la historia de la Caja Rural Provincial de Almería. Accedió al cargo en 1973 para suceder a otro almeriense ilustre, Jesús Durbán Remón, y durante catorce años fue el rostro, la cara amable de La Rural, su primer representante institucional. Quienes le conocimos, hoy le recordamos como un hombre afable y cercano, casi siempre con un cigarrillo Lucky Strike en la mano, hablándonos de nuestra agricultura, de los retos que tenía por delante, de su futuro, de su prosperidad... Desde la distancia se le valora especialmente por su preparación para el estudio y planteamiento de las cuestiones que afectaban a la agricultura almeriense, que aquellos años vivía su etapa de despegue; al tiempo que, los más cercanos a él, destacan ante todo su bondad y gran corazón. Un corazón que le falló cuando tenía 58 años, posiblemente, como alguien dijo, “porque de tanto abrirlo a los demás, estaba más cansado”. Licenciado en Derecho, no llegó a ejercer profesionalmente la abogacía puesto que se dedicó a sus empresas familiares y al desempeño de diversas funciones institucionales y de representación del sector agrícola almeriense. En 1963 inició sus actividades como presidente de la Sección Económica de la Hermandad Sindical Local de Labradores y Ganaderos de Almería, y posteriormente pasó a desempeñar la presidencia de la Sección Económica de la Cámara Oficial Sindical Agraria y el puesto de vicepresidente de la Comisión Provincial de la Mutualidad Agraria de Previsión Social. En enero de 1969 fue designado presidente de la Cámara Oficial Sindical Agraria, en 1971 vocal nacional de la Agrupación de Agrarios de la Organización Sindical Española y dos años más tarde, en marzo de 1973, fue elegido presidente de la Unión Territorial de Cooperativas del Campo de Almería y presidente de la entonces Caja Rural Provincial de Almería, así como vicepresidente de Mercoalmería. Su etapa al frente de la Caja Rural de Almería coincidió con el periodo de crecimiento y expansión de la cooperativa de crédito almeriense, que con él como presidente y Juan del Águila Molina como director general, en muy pocos años pasó a ser la entidad financiera que más crédito facilitaba en la provincia de Almería, y en 1984 se convirtió ya en la primera caja rural de España. Quizá por eso, ese mismo año fue reclamado para incorporarse al Consejo de Administración del Banco de Crédito Agrícola, que entonces presidía José Barea, y poco después a la Comisión Permanente del Grupo Asociado BCA y Cajas Rurales, donde también tuvo la oportunidad de mostrar su capacidad y buen hacer profesional. Fue un hombre de escasos protagonismos, lo que no le impidió recibir en 1974 la Orden Civil del Mérito Agrícola en la categoría de comendador de número. Dedicado a su familia, a su mujer y a sus cuatro hijos, siempre huyó de significaciones personales. Su sueño se correspondía con el crecimiento de Almería y de su sector agrícola, así como de la Caja Rural, todo lo cual se ha cumplido ampliamente. Estos días sonreiría al ver donde ha llegado la hoy Cajamar. De seguro estaría muy orgulloso.