Adiós a Pepe ‘El latero’

JOSé CAPARRóS GARCÍA

  • La Voz
En una sociedad donde estamos oyendo continuamente que hay una gran escasez de valores, hay que resaltar a esas personas que se les puede denominar “Buena Gente”, así con mayúsculas, aunque sea cuando se han marchado de esta vida. Una de ellas ha sido José Caparrós García, Pepe “El Latero”, como era conocido por todos en su entrañable Garrucha y que nos dejó a los 78 años el día doce de este mes tras llevar algún tiempo con una débil salud. Se fue en el tiempo de Adviento, del que tanto sabía. Hombre tranquilo, educado y servicial donde los hubiere, no conocía la maldad, siempre dispuesto a ayudar desde ese puesto tan querido por tantos garrucheros y visitantes, como es el de ser el sacristán de la Parroquia de Garrucha, a la que ha dedicado muchas horas altruistamente y siempre con un talante y una manera de ser que daba gusto estar a su lado en cualquier celebración religiosa. Muchas horas han sido las que he compartido en esas celebraciones con él en el presbiterio del templo y yo siempre a sus espaldas para lo que me dijese en cuestión de lecturas, él mandaba ¡claro que si! Gustaba de sus buenos paseos por el Malecón o la calle Mayor, acompañado de sus fieles amigos y en una entrañable, tranquila y sincera conversación. Si era intenso el sol, calaba su gorrilla y a seguir caminando. No lograban alterarlo ni los pequeños monaguillos en misa y eso que a veces motivos tenía para ello porque le gustaba que se respetara la liturgia y se participara con educación en la misma. A pesar de su débil salud desde hace un tiempo, cada vez que podía se acercaba para ayudar en lo que pudiese, ¡genio y figura hasta la sepultura! Lejos quedaban esos tiempos en los que trabajaba para darnos el pan de cada día en la panadería del “Dulce” en plena calle Mayor, la arteria más comercial de la localidad. Allí era un trabajador infatigable y también fue un buen obrero de la construcción, donde asimismo dejó su huella el bueno de Pepe. Ahora no puede estar en otro sitio más que junto a ese Dios en el que tanto creía, de ahí su dedicación los últimos años como sacristán ejemplar en la Parroquia de San Joaquín.