Una misa en la iglesia de Nuestra Señora del Rosario le recordará el 14 de octubre, a las 20 horas

Antonio Fernández Fernández. Un gran padre

  • La Voz
Antonio Fernández Fernández nació en Cortijos de Marín, Roquetas, el 16 de septiembre de 1932 y falleció el 13 de septiembre de este año. Fue una persona muy buena, vecino de siempre de Roquetas, con una enorme afición a la lectura. Le hubiera gustado mucho estudiar pero en aquella época era muy difícil. Le encantaban las matemáticas y no había problema que no resolviera. También le gustaban mucho los toros y se sabía incluso los nombres de los toreros y qué toros los habían matado. Una de sus grandes aficiones era hacer poesías y su gran ilusión habría sido publicarlas. A cada familiar nos hizo una con nuestro nombre; también al torero Manolete y al toro que lo mató, ‘Islero’. Hizo pregones para las fiestas de los Cortijos de Marín y también hizo cien nombres de mujeres en coplillas de cuatro versos; después estaba preparando otras con cien nombres de mujeres pero por desgracia no la ha terminado. Uno de sus últimos poemas fue a mi hija Ana en su bautizo, el 4 de julio de 2010, en la que escribió: En el templo hay una flor / que al echarle el agua bendita / su imagen cambió de color / y apareció más bonita. / El sol tiene rayos de oro / la luna viste de plata / los ángeles cantan a coro / Ana de espuma y nata. / Para el futuro en su creencia / como exige el protocolo / en el acta de la iglesia / está escrito Ana Viñolo. Ha sido un hombre muy querido por todos, un gran marido, padre, abuelo y amigo de sus amigos. De él sólo se pueden decir halagos porque era una persona que no se metía con nadie y siempre buscaba lo bueno de los demás. El 11 de septiembre hizo con mi madre Soledad 44 años de boda. Se ha tirado toda su vida trabajando en la agricultura, dando a sus hijos educación, enseñándonos a respetar, a que seamos honrados y a valorar lo que tenemos. Hace cuatro años aproximadamente se jubiló. Tenía mucho afán por aprender y se compró un ordenador. Aprendió a manejarlo y con él escribía sus poemas. Decía que la mejor medicina era para él un libro. Sé que estés donde estés, estarás bien porque persona como tú hay pocas, ya que has sido muy querido por todos y desde allí arriba dame fuerzas para seguir adelante. Te quiero mucho, papá.