Uno de los patriarcas del transporte provincial

José Pérez Cintas ‘El Junza’

  • La Voz
Los Junzas comenzaron con el pescado fresco de Garrucha hasta convertirse en una de las principales empresas de mercancías de Almería. Kilos y más kilos de gamba roja, reventona y apretada, saliendo durante años a bordo de camiones del Muelle de Garrucha para ennoblecer la mesa de restaurantes barceloneses del Paseo de Gracia o los balnearios valencianos con mantel de hilo frente a la playa de la Malvarrosa. En la prehistoria del transporte del marisco garruchero estuvieron los Junzas y uno de ellos, José Pérez Cintas, que se acaba de ir con 73 años y una historia de brega con los portes, con la mercancías en la cámaras, siempre contrarreloj para llegar a tiempo a los mercados de media España. Hasta constituir uno de los más señeros grupos de transporte de la provincia. Fue uno de los hijos del fundador de la saga, Francisco Pérez Rodríguez ‘El Junza’,que, espigado como era, tomó el apodo de la junzia, una mata del país que medraba muy alto en el campo. El patriarca se quedó huérfano y entró a trabajar en el taller de Los Vizcaínos de Vera. Allí aprendió mecánica, hizo de chófer y antes de los treinta años se compró su primer camión que le costó 11.500 pesetas. En los viajes de Vera a Garrucha conoció a su madre y se avecindó en esa rada donde transportaba la piedra de la cantera para las obras del puerto. En 1934 constituyó la empresa que dura hasta hoy y se compró su primer camión marca Chevrolet con el que principió a transportar pescado fresco y harina hasta Murcia. Se fueron incorporando los hijos, Francisco, José, Salvador, Juan Antonio y adquiriendo nuevos camiones Leliland y Pegaso para llevar mármol de Macael a todos los puntos de España. José fue uno de los que tomó el relevo de su padre y de otros remitentes y arrieros como los Zaraches o la tía Simona que transportaban el jurel y el boquerón en los folitres y antes en bicicletas y en burras con aguaderas. Y empezó a salir como por ensalmo la gamba roja entre el fango de los caladeros y a tomar precio. José alternaba el trabajo del pescado con su afición a la portería en el Vista Alegre. Allí, con su aspecto grandullón, con sus rodilleras y su camiseta negra de Yashine compartía las tardes de gloria de la Peña con Joaquín el Lobo, Melchor Liri, Tito, Pepe Quesada, Bochao, Ramallo o Joaquinillo. José y sus hermanos fueron haciendo grande la empresa que heredaron de su padre y se trasladaron a La Juaida donde irrumpieron también en el sector del transporte de hortalizas y congelados. Deja, así, José, tras años de brega, uno de los líderes consolidados del transporte almeriense.